En un verano templado había que aprovechar este día soleado.
 Después de un buen paseo playero llegué a la entrada del agua marina en la Laguna de Carregal.
 Colindante con las sorprendentes dunas de Corrubedo es un patrimonio natural a proteger.
 Pude contemplar algunos chorlitejos patinegros, simpatiquísimo en sus rápidos andares.
 Los grupos de gaviotas te miran como a un extraño invasor. Y tienen toda la razón.
Ojalá estos paraísos naturales se conserven como Dios manda. SALUD.






 
 

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