Hacía años que no me reía tanto viendo una película. ¡ Qué buen rato me ha hecho pasar ! Ópera prima de Sylvain Estibal (Premio César en 2011) que culmina una memorable parábola política, de manera deliciosa y satírica. El pescador palestino Jafar ( magnífico el actor iraquí Sasson Gabbay) y su cerdito ( regordete, sucio y ruidoso ) dan vida a una historia surrealista, que nos mostrará más los elementos que unen a dos pueblos enfrentados a muerte (judíos y palestinos) que los que los separan, y para ello, retrata las miserias de ambos pueblos con un tono de comedia patética.
Jafar casado con Fátima (impecable Bayal Belal y su amor por el único olivo de su hacienda), es un pescador palestino que malvive en penuria ( ¡qué triste su pesca de cinco pececillos y su no venta en el mercadillo callejero! ) por la falta de caladeros a los que les empuja Israel, que un día pesca con sus redes un cerdo vietnamita, animal impuro para los musulmanes, que no pueden ni tocar.
Primero, piensa en matarlo con el kalasnikov que le presta su amigo el barbero ( Gassan Abbas ), pero es incapaz de hacerlo. Después, intentará sacarle partido vendiéndolo a una colona rusa-judía, Yelena (Myriam Tekaia), y ahí llegarán quince minutos hilarantes, apoteósicos, de pañuelo en manos para secarte las lágrimas de la risa.
Otros momentos divertidos serán las escenas que conjugan el drama con la sonrisa: el slapstick del accidentado baleo en la barbería, ver a Fátima y el soldado emocionados con la telenovela brasileña, la grabación del vídeo pre-atentado, la compra de viagra para el cerdito, ponerle fotos de cerdas al gorrino para que se excitara,... En fin, no adelanto más para que os riáis plenamente. SALUD.
No hay comentarios:
Publicar un comentario