Un avión que transportaba a los jugadores del club de fútbol Chapecoense de Brasil ha sufrido un accidente la noche del lunes cuando se aproximaba al aeropuerto José María Córdova de la ciudad colombiana de Medellín. El jefe de la Policía de Medellín, José Gerardo Acevedo, ha asegurado que 76 de las 81 personas que viajaban han muerto. En la aeronave, de la compañía boliviana LAMIA, volaban un total de 81 personas: 22 futbolistas, 28 acompañantes y directivos, 22 periodistas y 9 miembros de la tripulación.
" Un equipo humilde que, por fin, tocaba las mieles del éxito. El Chapecoense, el Verdao del Oeste o el Huracán del Oeste, como se conoce al equipo brasileño, fue fundado en mayo de 1973 con la idea de revivir el fútbol en la ciudad de Chapecó, en el interior de Santa Catarina. Su nombre cobró protagonismo este año al llegar a la final de la Copa Sudamericana después de dejar por el camino a equipos como los argentinos Independiente y San Lorenzo. Este miércoles estaba previsto que jugase el partido de ida contra el Atlético Nacional, de Medellín.
La historia del Chapecoense es la de la superación. De hecho, debido a problemas económicos estuvo a punto de desaparecer. Hace tres años, cuando el delantero Bruno Rangel llegó a las filas del equipo brasileño, este no tenía campo de entrenamiento ni gimnasio. “El bus era muy viejito y ahora es bueno. Muchos jugadores no tenían los medios para ir a entrenar en coche. Iban en autobús a los entrenamientos. Ahora somos más respetados y conocidos”, aseguró Rangel en una entrevista.
El Huracán del Oeste ascendió a la primera división del fútbol brasileño en 2014. La crisis económica que casi le cuesta la desaparición y que le obligó, por asuntos legales, a cambiar de nombre, era ya historia. Pese a su buena campaña, esta no se ha visto reflejada en un aumento de la hinchada. De una ciudad con 200.000 habitantes, la afluencia del público no llegaba a los 10.000 espectadores. De hecho, el partido de vuelta contra Nacional se iba a disputar en Curitiba al no tener el estadio el aforo suficiente que reclama la Conmebol.
Marcos Danilo Padilha, el portero del equipo brasileño, de 31 años, uno de los jugadores que viajaba en el avión siniestrado, recordaba recientemente cómo ha sido el tránsito de lo más bajo hasta disputar su primer título continental: " "Es posible ser campeón. Nadie creía que íbamos a llegar a la final y llegamos. Todo puede pasar”.
"En la liga brasileña podemos ser como máximo octavos, por eso ahora estamos concentrados en el título (de la Sudamericana), en entender al rival. Me voy a concentrar en eso", había asegurado la víspera Caio Júnior, técnico del Chapecoense, donde juega Cléber Santana, exfutbolista del Atlético de Madrid y el Mallorca.
El siniestro del Chapecoense trae a la memoria otras tragedias similares sufridas por equipos de fútbol. En 1949, el avión en el que regresaba el equipo italiano del Torino tras jugar en Lisboa se estrelló. Murieron 42 personas, entre ellas casi toda la plantilla. 11 años después, la aeronave que transportaba al Manchester United desde Múnich sufrió un accidente. Ocho jugadores, dos directivos y el técnico murieron. Sobrevivieron siete jugadores, entre ellos la leyenda del United Bobby Charlton."
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