Desde el minuto uno hasta el último, el alumnado lo ha pasado bomba.
No es lo mismo un aula que el aire libre y el contacto directo con la naturaleza.
Se anduvo más de tres kilómetros para ver in situ animales y plantas.
El toro de la raza francesa, Limousin, causó admiración.Ana, la monitora, explicó con mucha paciencia la siembra en el invernadero.
A las once en punto, llegó la hora del desayuno.
Después tomamos dirección a La Casa de Colores para los diversos talleres.
Se hicieron grupo de nueve alumnos para cada taller.
La roca de los olores fue muy aplaudida.
La limpieza y el orden reinaba en cada habitación de color.
Pepe, el cocinero, adiestró a nuestro alumnado en la buena elección de los productos de la huerta.
Una vez seleccionado tocaba limpieza, corte y preparación de la ensalada.
Otro grupo sembró semillas en una maceta para llevar y cuidar. Creo que ha merecido la pena esta actividad al aire libre. SALUD.
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