Cada año intento volver al mismo lugar que da portada a mi blog desde hace dieciséis años.
Simpática foto, desde el bar Miramar de Palmeira, con la colorida ropa tendida.
Cartel indicativo en la entrada de la Laguna de Carregal.
La Laguna de Carregal en su plenitud.
Es la que está situada más cerca de la gran duna de Corrubedo y del arenal del Vilar.
Tiene una extensión de unas 250 hectáreas y la singularidad de disponer una masa de agua que por momentos es dulce y por otros momentos salada, dependiendo de las mareas.
Este acuífero recibe la sistemática visita de aves miratorias como alondras, motacillas, cormoranes,..., que descansan durante su largo viaje a zonas cálidas.
Las gaviotas siempre están presentes con sus ojos avisores.
Al fondo, el Monte Tahume, como clásica referencia espacial.
El baño en estas aguas frías te hace olvidar las penurias diarias.
Ideal para pasear en familia y ponerse morenos.
Mi playa favorita de siempre: VILAR.
Supone una catarsis total sumerguirme en sus aguas.
Soy fiel al encuentro anual veraniego con ella.
Dudo mucho que no haya algún petroglifo escondido, deseando ser descubierto.
Al fondo, el puerto fenicio de AGUIÑO.
Las pasarelas son auténticos caminos para disfrutar de las vistas.
Cruce de caminos como en la vida misma.
Coqueto Centro de Interpretación de la Naturaleza previo a la playa.
Soportales frescos del Centro de Visitantes.
Me gusta madrugar y llegar el primero para encontrar aparcamiento seguro.
Las Meigas sabrán qué hacer conmigo. SALUD.
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