Con el subtítulo de "Teoría y práctica de la dominación", José Antonio Marina, nos ofrece en doscientas veintinueve páginas y doce capítulos, su saber sobre la pasión del mandar. Los doce capítulos son:
I. La fascinación del poder.
II. Genealogía del poder.
III. El dominador y el dominado.
IV. Poderes directos e indirectos.
V. El cambio de los sentimientos.
VI. El cambio de las creencias.
VII. Recursos y estrategias.
VIII. Teleología del poder.
IX. Dramaturgias del poder: las relaciones amorosas.
X. Dramaturgias del poder: la empresa.
XI. El poder político
XII. La ficción necesaria.
Partiendo del concepto de poder, como la capacidad de realizar algo, la facultad de convertir en acto una posibilidad (es, pues, acción realizadora), nos llevará a la cosificación de este infinitivo (poder) que ha olvidado su dinamismo original. Tendrá poder quien puede determinar, dirigir, decidir la acción de otra persona. A José Antonio Marina le gusta utilizar la idea de control que incluiría las tres "des" (determinar, dirigir y decidir).
Destaco en su página 50, la idea de que "la tarea ética va a consistir en fijar los límites de la sumisión y de la rebeldía, de la obediencia y el rechazo, de la autonomía y la heteronomía".Igualmente, su recuerdo a Edmund Burke y su frase desolada:"Para que triunfe el mal, basta con que los hombres de bien no hagan nada".Sería colaboracionismo con el mal (el pan nuestro de cada día).
Pero donde hay poder hay resistencia (Foucault). Poder y resistencia se articulan en la misma lucha, se apoyan entre sí. La resistencia fue la virtud estoica por excelencia. La rebeldía da un paso más. No se limita a dificultar la marcha del poder, sino que se enfrenta a ella.
Muy interesante el espacio dedicado a la microfísica del poder cotidiano (páginas 154-167). La familia es un microcosmos en el que pueden aparecer todas las tensiones y posibilidades del universo. Los estudiosos de la familia la consideran un sistema en el que todos los miembros interaccionan unos con otros, en una perpetua circulación de influencias, cambios de posición, controles y alianza. Las relaciones de dominación pueden manifestarse en múltiples escenarios. En ocasiones son escenas de dominación o de juego de poder triviales, pero al ser frecuentes acaban provocando una tensión insoportable. Por ejemplo, la lucha de los hijos por volver a casa, la lucha de las madres para que los hijos ordenen su habitación, las tareas domésticas en la pareja, la administración del dinero, las relaciones sexuales, la relación con los niños,...Aquí analiza muy certeramente, el poder y la violencia doméstica, donde la furia desencadenada por personas más fuertes suele desahogarse maltratando a personas más débiles.
Sugerente la aportación de un Nuevo Modelo de Poder (NMP) que resuelve algunos de los problemas planteados por los anteriores modelos. Estaría basado en cuatro ideas fundamentales, a saber: la igualdad basal, las relaciones de poder de suma variable, la movilidad de las posiciones de poder y la aparición de un campo de "empoderamiento" (páginas 168-169).La verdad, sería una manera lúcida de acabar con el afán de poder (de muchísimas personas) que parece no tener límites.
En las últimas páginas resuenan preguntas inquietantes:¿ qué ocurre si descubrimos que la mentira, la maldad y la transgresión son políticamente eficientes?¿Qué pasa si el saber no conduce a la bondad, sino a la necesidad de ser malo cuando las circunstancias lo requieran?¿Por qué la verdad debe liberar y el conocimiento conducir al bien?¿Cuál ha de ser la reflexión política adecuada para enfrentarnos a estas contradicciones?
Así es la realidad, sin duda, por eso debemos cambiar de régimen, de lógica, de racionalidad, de idea de verdad.Para sobrevivir necesitamos aferrarnos a otra realidad posible y por ahora ficticia, admitir la posibilidad de "verificar" un modelo deseable de vida, y afirmar la superioridad de una "racionalidad práctica", dirigida no sólo a conocer, sino a construir.SALUD.
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