Ya comenté la Primera Temporada de esta genial comedia negro-criminal (BARRY (TEMPORADA 1). La Segunda Temporada se vuelve más oscura, más sangrienta, más coral.
Hacía años que no me reía tanto como en el capítulo 5, con una niña especial. Desternillante.
La jefa del clan birmano tuvo esta carta de presentación, clavándose la mano con un cuchillo.
BARRY (interpretado por un camaleónico Bill Hader) intenta por enésima vez dejar su profesión de asesino a sueldo. Pero las circunstancias lo obligan de nuevo a ejercerla. Mientras, Sally (Sara Goldberg) seguirá en su empeño por ser actriz.
Incluso tendrá que entrenar al clan checheno que parece una patrulla chiflada. Resulta imposible no reírte con ellos.
El manager de Barry (Stephen Root) generará problemas a todos (chechenos, bolivianos, birmanos, policías) saliendo siempre magullado pero con vida.
Antológica la niña rubia del capítulo 5, Lily, hija de Ronny, en apariencia angelical, pero una auténtica especialista en artes marciales, que hará huir asustados a BARRY y compañía.
El padre de la niña (Daniel Bernhardt) es alto, apuesto, atlético y medallista olímpico en Taekwondo. Apoteósica lucha contra BARRY en un largo plano secuencia de cuatro minutos.
El profesor de Arte Dramático, Gene Cousineau (Henry Winkler) perderá a su querida novia (la detective interpretada por Paula Newsome) y estará grogui toda la temporada. Pero recuperará la relación con su descastado hijo.
Por el final del capítulo octavo, puede haber una tercera temporada. Ojalá se cumplan los buenos augurios. SALUD.
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