"En la vida, lo importante es la capacidad de responder ante el sufrimiento del prójimo." (Ludwig Wittgenstein)

viernes, 26 de junio de 2020

Adiós a una serie prodigiosa


Han sido ochenta y seis capítulos (durante seis temporadas) de una de las mejores series de la historia televisiva. Me han hecho olvidar el aterrador COVID-19 durante una hora al día.
Tony Soprano (James Gandolfini) forma parte ya del imaginario colectivo para siempre. Christopher Moltisanti (Michael Imperioli), Silvio Dante (Steve Van Zandt) y Paulie Walnuts (Tony Sirico), sus hombres más fieles y cercanos, serán magníficamente recordados.
Desde el capítulo uno ("Piloto") hasta el último ("Hecho en América") asistimos a una experiencia única, que debe ser vista en conjunto, que te coge y no te suelta, te agarra y te hace adicto.
 
En ella simplemente se humaniza a un grupo de gánsteres, mostrándonos que sus problemas cotidianos no son tan diferentes de los nuestros. Es clarividente como pocas series, suspicaz, realista, inteligente, adorable, en definitiva, muy divertida.
Los Soprano es un compendio del vivir, y en sus ochenta y seis capítulos, está todo: las relaciones de poder, las ambiciones personales, la corrupción política, las frustraciones infantiles, las emociones a flor de piel, la dura enfermedad, la muerte de seres queridos, la doble moral, la religión malsana,...

El concepto de familia es fundamental en la serie. En la GRAN FAMILIA SOPRANO (de New Jersey), todos tienen muy claro quién manda, quién es el jefe, cuáles son las tradiciones a preservar, cuál es la cuota de participación de cada uno, y sobre todo, el respeto debido. Quien falle a los principios lo pagará con su vida.

Cada tema musical que despiden los capítulos están super bien seleccionados. Es una auténtica banda sonora para las generaciones desde los sesenta hasta el nuevo milenio.
Debemos dar las gracias a su genial creador, David Chase, por haber hecho felices durante tantos años a los televidentes. Incluso el final con fundido negro te deja anonadado.
Las escenas de asesinatos son prodigiosas y sorprendentes. Cortan la cotidiana y tranquila realidad como un bisturí. La rápida desaparición de los cuerpos y las pruebas incriminatorias forman un compendio para estudiar.
En el reparto femenino destacan dos entre todas. Carmela Soprano (Edie Falco) como mujer de Tony, y Janice Soprano (Aida Turturro), como su insoportable hermana. Brillan con luz propia.
Últimos instantes de una serie apabullante. SALUD.

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