El director argentino Santiago Mitre consigue sumergirte en la delicada alta política de estado. Esa zona donde poco importa el bien o el mal (morales y/o éticos). Será otra cosa distinta.
En un hotel de Chile, entre las nevadas y bellísimas cordilleras de Los Andes - a más de tres mil metros de altura-, se va a decidir el futuro energético de toda América Latina. Una Cumbre de Estados debe optar entre apoyar a Brasil como cabeza visible del proyecto o a México (con la sombra presente de EEUU). Hernán Blanco (Ricardo Darín), presidente de Argentina, inclinará la balanza.
Simultáneamente tendrá otro frente que combatir: su hija Marina Blanco (Dolores Fonzi), será llevaba hasta Chile debido a una de sus crisis psicológica y emocional. A pesar del intento del doctor Desiderio García (Alfredo Castro), Marina no puede volver a la normalidad porque sabe el secreto que esconde su padre.
Quien intuye todo es su asesora y amiga, Luisa Cordero (Erica Rivas), verdadera esponja de todo lo que va a acontecer. El secretario de Blanco (Mariano Castex, Gerardo Romano) jugará muy mal sus cartas. El poder y el maldito dinero se unirán para triunfar. Toda América seguirá bajo la voz de su amo.
La fotografía (Javier Julia) te enamora de principio a fin. La banda sonora hipnótica (del genial Alberto Iglesias), tiene sus momentos.
Escenas a recordar:
* Las iniciales dentro del avión presidencial, donde empieza a vislumbrase las tensiones ante los comentarios de prensa, radio y televisión sobre el "presidente invisible". Nada será lo que parece.
* La ventana hecha añicos del hotel de la Cumbre Latinoamericana. Primer síntoma de que algo no marcha bien.
* Todo el diálogo entre el Presidente de Argentina y Dereck McKinley (Christian Slater), enviado del Presidente de los Estados Unidos. Pura demostración en inglés de la política sin escrúpulos de los países.
* La confesión a la periodista Claudia Klein (Elena Anaya) del Presidente de Argentina: "El mal existe y uno no llega a presidente sin haberlo visto un par de veces al menos".
* La escena de amor y sexo del presidente con su amante. Todo preparado para su señoría.
* Las mesas redondas decisorias de los estados con la presidenta de Chile (Paula Scherson, Paulina García), el presidente de México (Sebastián Sastre, Daniel Giménez Cacho), el presidente de Brasil (apodado El Emperador, Leonardo Franco), el presidente de Paraguay (Preysler, Rafael Alfaro), entre otros. Cúmulo de ambiciones personales e intereses creados.
* La charla ante una copa de whisky, a solas, entre los presidentes de México y Argentina. EL cinismo a la enésima potencia.
* La hipnosis de Marina que desvela lo ocurrido durante su adolescencia en La Pampa. Es la raíz de todos sus males psicológicos.
* La parafernalia de coches oficiales circulando por esas interminables curvas hacia el inhóspito hotel. Metáfora del poder y sus sinuosos caminos.
* La votación final de la Cumbre. Todo queda atado y bien atado.
P.D. Los miércoles merece la pena ver películas por 3,9 euros en Bahía Mar. Ojalá llegaran estas películas a Sanlúcar. No tendría que desplazarme. SALUD.
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