Las condiciones climatológicas no invitaban a nada salvo pasear por la inmensa playa del Vilar.
A pesar del riesgo que me cayera un chaparrón de aúpa emprendí el camino hacia la laguna de Carregal.
Con una marea baja impresionante, las charcas ponían un punto de belleza marina.
Pude rodear el primer roquedal de la playa en dirección a Corrubedo.
Nunca había tenido la oportunidad de rodear el segundo roquedal pero gracias a esta bajamar tan pronunciada, por fin lo conseguí.
Estas formas caprichosas de la Naturaleza nunca dejan de sorprenderme.
Cada persona será capaz de enunciar mil y una figuras esculpidas en las rocas.
Es una delicia ver esta zona que en unas horas será completamente inaccesible.
El torrente agua que inundará la Laguna de Carregal ya estaba en marcha.
Con el agua a 15 grados había que pensarse bañarte en ella. SALUD.
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