Fascinante obra de este renombrado primatólogo y etólogo holandés
que te abre los ojos a la inteligencia animal.
"Perseguimos la validez ecológica de nuestros estudios, y seguimos los consejos de Uexküll, Lorenz e Imanishi, quienes promovieron la empatía humana como medio para entender a otras especies. La auténtica empatía no se centra en uno mismo, sino que se orienta al otro. En vez de convertir a la humanidad en la medida de todas las cosas, tenemos que evaluar a las otras especies por lo que son ellas mismas. Al hacerlo, estoy seguro de que descubriremos muchos pozos mágicos, incluyendo algunos que por ahora están más allá de nuestra imaginación"(310).
Serán trescientas sesenta y cinco páginas distribuidas en nueve capítulos principalmente (aparte glosario, notas, bibliografía e índice onomástico), a saber:
1. Pozos mágicos.
2. Un cuento de dos escuelas.
3. Ondas cognitivas.
4. Háblame.
5. La medida de todas las cosas.
6. Habilidades sociales.
7. El tiempo lo dirá.
8. De espejos y frascos.
9. Evolución cognitiva.
Frans de Waal muestra desde las primeras páginas del libro que "mi principal objetivo es transmitir el entusiasmo por la evolución cognitiva e ilustrar cómo se ha convertido en una ciencia respetable basada en observaciones y experimentos rigurosos"(12).
Siempre respetará lo que llama el UNWELT, punto de vista animal, que en alemán significa "mundo circundante". La lista de seres vivos estudiados es abrumadora: garrapatas, abejas, palomas, cuervos de Nueva Caledonia, perros, delfines, chimpancés, orangutanes, elefantes, ratas, orcas, lobos, pulpos,... Y en cada estudio que cita elaborado por compañeras y compañeros, te quedas perplejo por la actitud de los seres vivos que pueblan la Tierra.
¿Quién puede seguir negando la inteligencia animal?
Simpática la división que idearon Marc Bekoff y Colin Allen sobre las actitudes hacia la cognición animal en tres tipos:
* los liquidadores;
* los escépticos; y,
* los proponentes.
Frans de Waal es claramente proponente. "Como proponente que soy, aprecio a mis colegas más escépticos, que nos obligan a no bajar la guardia y a diseñar experimentos ingeniosos para responder a sus objeciones. Si el progreso es nuestra meta compartida, así es precisamente como debe funcionar la ciencia"(306).
"Uexhüll nos exhortó a contemplar el mundo desde el punto de vista del animal, porque ésta es la única manera de apreciar plenamente su inteligencia. Un siglo más tarde, estamos preparados para escuchar"(42).
"Como los colegas de Galileo, que rehusaron mirar a través de su telescopio, los seres humanos somos gente rara. Tenemos el poder de analizar y explorar el mundo que nos rodea, pero nos entra el pánico en cuanto la evidencia no corrobora nuestras expectativas"(135).Cuando los científicos han soltado el lastre del antropocentrismo, los resultados han sido impresionantes (me asombró especialmente la capacidad memorística del chimpancé AYUMU con series de nueve dígitos en doscientos diez milisegundos, quinta parte de un segundo, un parpadeo). Ningún ser humano superaría algunas pruebas.
"Queda claro que deberíamos estudiar a los animales teniendo en cuenta su biología y abandonar los enfoques humanocéntricos. En vez de convertir al experimentador en el modelo o compañero, es mejor que se quede detrás de la barrera. Sólo enfrentando antropoides con antropoides, lobos con lobos y niños con personas adultas podemos hacer comparaciones fiables y evaluar la cognición social en su contexto evolutivo original"(183).
Y la principal conclusión que nos enseña Frans de Waal es contundente y para memorizar de una vez por todas:
"No hay una cognición, y no tiene sentido ordenar las cogniciones de más simples a más complejas. Por lo general, la cognición de una especie es todo lo buena que necesita para su supervivencia. Siempre que especies distantes deben satisfacer necesidades similares, pueden llegar a soluciones similares"(229).
Por lo tanto, nos estamos acercando cada vez más a la continuidad de Darwin, según la cual la diferencia humano/animal es de escala y no de clase.
En definitiva, libro ideal para animalista que sienten de verdad las capacidades de los seres vivos que nos rodean. SALUD.
P.D. A destacar el papel de la investigadora española GEMA MARTÍN-ORDAS con sus estudios del papel de la memoria en chimpancés y orangutanes. Gracias, Concha, por este regalo tan especial. Siempre me sorprendes.
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