¡Qué buen ojo tenían nuestros antepasados para construir sus castros!
Hace más de dos mil ochocientos años se instalaron en este hermoso paraje.
Aquí vivieron cerca de doscientas personas en un entorno completamente verde.
Esta pequeña elevación de 210 metros de altura les permitía otear toda la bocana de la Ría de Arousa.
Se puede percibir lo que se denomina como cultura castrexa.
Hueco de piedra con la reciente agua caída como símbolo natural.
Se trata de un conjunto de la Edad de Hierro rodeado de tres líneas de muralla.
En la parte más alta se encuentran lo que eran las viviendas de formas circular y cuadrangular.
Comprende unos 20.000 metros cuadrados y sólo una pequeña parte está excavada.
Los enormes terraplenes defensivos son apreciables.
Cerca del borde geodésico, podremos ver una gran roca con varias marmitas y varios canales, que posiblemente tuviera un pasado sagrado y ritual.
Está claro que debieron tener relaciones comerciales con otras civilizaciones llegadas de la península y del Mediterráneo.
El nombre de CIDÁ proviene de la palabra gallega "CIDADE" que en castellano se traduce como CIUDAD.
Olvidado durante mucho tiempo, es de agradecer su recuperación paulatina.
En el siglo XVIII llegaron hasta colocar una garita de vigilancia de la entrada de la Ría.
El CASTRO DA CIDÁ está a escasos trescientos metros de la conocida A PEDRA DA RA.
También está a menos de dos kilómetros del recomendable PARQUE DE SAN ROQUE.
La visión de la ISLA DE SÁLVORA es inmejorable.
Se recomienda seguir siempre el camino más ancho para evitar sorpresas y pérdidas.
Apoteósica vista del PARQUE NATURAL DE CORRUBEDO. SALUD.
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