Cada minuto de esta miniserie de cuatro capítulos, duele de verdad. Fue tal la injusticia cometida contra estos cinco adolescentes de Harlem (acusados de violación) que el telespectador sufre una pesadilla por impotencia ante el sistema judicial norteamericano. Un acuerdo entre fiscales sin escrúpulos y policías corruptos convierten a inocentes en culpables.
Basadas en hechos reales (año 1989) te deja el corazón herido con la historia de Antron McCray (Caleel Harris), Kevin Richardson (Asante Black), Yusef Salaam (Ethan Herisse), Raymond Santana (Marqués Rodríguez) y Korey Wise (Jharrel Jerome). Todos eran inocentes pero tuvieron que sufrir múltiples calamidades en prisión entre seis y catorce años.
Las fiscales Linda Fairtein (Felicity Huffman) y Elizabeth Lederer (Vera Farmiga) parecen inhumanas. Tras desgarradores interrogatorios, construyen un caso con pocas evidencias pero que convence a un jurado presionado por las circunstancias (ola de violaciones) y deseoso de impartir justicia (en este caso equivocadamente).
La labor de la comunidad negra es encomiable. Su solidaridad es de los puntos fuertes y esperanzadores de una serie que nunca te deja indiferente. Es más, hacía tiempo que no lloraba tanto.
Resulta inexplicable cómo se pudo arruinar la vida de cinco chavales por las prisas en encontrar culpables de cara a la galería. La consistente dirección de AVA DUVERNAY le da a cada capítulo y a cada escena un ritmo entretenido que hace que los sesenta minutos promedio que duran parezcan poco.
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