Décima aventura de nuestro querido Montalbano - veánse en este blog "La forma del agua", "El perro de terracota", "El ladrón de meriendas", "La voz del violín", "Un mes con Montalbano", "La Nochevieja de Montalbano", "La excursión a Tindari" , "El olor de la noche" y "El miedo de Montalbano"-.
Obra mayúscula con un Montalbano a punto de pedir la dimisión, por el triste momento que pasa su profesión. Comienza la obra con una dura crítica a sus colegas de Génova que habían perpetrado un acto de violencia ilegal, una especie de venganza a sangre fría y, por si fuera poco, presentando pruebas falsas. Todo ello durante las reuniones del G-8. Dicho asalto a la escuela Díaz no ha sido cosa de ningún agente ignorante y violento, sino que están implicados altos cargos de la policía, de la Brigada Móvil y demás fuerzas de seguridad. "He sido traicionado. Yo siempre he realizado mi trabajo con honradez. Siempre me he comportado como un caballero. Siempre que le he dado mi palabra a un delincuente, la he cumplido. Esa ha sido mi fuerza, ¿comprendes? ¡ Pero ya estoy hasta las narices ! ¡ No aguanto más !" (pág. 9).
Harto de estar harto - y para relajarse ante tanta tensión - se pone a nadar enfrente de su casa playera y choca con un cadáver. Con mucho esfuerzo consigue llevarlo a la orilla donde se producirá varias escenas desternillantes. Pero la cosa es bien seria. Se cumplirá el dicho siciliano "all´annigatu, petri di `ncoddru" ("al que se ahoga, piedras al cuello").
Basado en hechos reales, Andrea Camilleri, nos lleva al fondo de la cuestión sobre la inmigración clandestina de menores de edad, que acabarán en la compra-venta de trasplante de órganos, la pedofilia extrema ( la que entraña la tortura y la muerte de la víctima ) y la mendicidad organizada (incluyendo amputaciones de miembros a los chavales).
La perseverancia de Montalbano y su equipo, demostrarán que los alrededores de Vigàta y Montelusa se han convertido en la "base de clasificación" de los menores (los retienen allí antes de enviarlos a sus destinos definitivos). Con el tunecino Baddar Gafsa - "Cara Cortada" -como jefe indiscutible de la organización, un verdadero corazón de las tinieblas, y su ejército de asesinos, encabezados por Jamil Zarzis y Ouled.
"Cuando desembarcaban, la fresca brisa del mar no conseguía disipar el insoportable olor que despedían, que no era de gente que no se lava, sino olor de miedo, de angustia, de sufrimiento, de desesperación llevada hasta aquel límite más allá del cual queda sólo la esperanza de la muerte. Imposible permanecer indiferente" (pág. 47). Nuestro protagonista no se perdonará haber devuelto a un chiquillo inmigrante huído creyendo que se lo entregaba a su madre ( días más tarde aparecerá atropellado intencionadamente )." De repente, un pensamiento se introdujo en su cabeza como una hoja afilada, la cual, tras partirle el cerebro por la mitad, continuó hacia abajo, traspasándole dolorosamente el pecho: el eficiente y brillante comisario Salvo Montalbano había tomado de la manita a aquel niño y lo había entregado a sus verdugos" -pág. 94-.
Personajes inolvidables:
* Stefano Lagùmina, pero lo llaman ùzù Stefanu. Tiene noventa y cinco años, pero no hay cabeza más lúcida que la suya. Aunque ya no navega, es el pescador más veterano de Vigàta. Primero tuvo un bou y después una barraca. "Lo que él dice va a misa"(pág. 60);
* el agente Torretta, que parece disponer de un bazar en la comisaría, siempre tiene a mano lo que falta a cualquier compañero;
* el campesino testigo de la muerte del chaval atropellado ("Yo no pienso, señor mío. Yo ya no quiero pensar. El mundo se ha vuelto demasiado malo" - pág. 93 -;
* el periodista Sozio Melato, parecido a un enorme ramo de lirios andante, pero auténtico especialista en el tema de la inmigración en Europa - el tráfico de niños en Italia supera anualmente los quince mil procedentes de Albania, Rumanía, Moldavia, Marruecos, Argelia, Turquía, Iraq y Bangladesh - y que dará a Salvo, las claves para la resolución del caso.
Sabores a recordar:
* las sardinas rellenas con pan rallado, anchoas, cebolla, perejil, pasas y piñones al horno;
* espaguettis con tinta de jibia;
* calamares fritos crujientes;
* ditalini con requesón fresco y en su punto de sal, acompañado de queso de oveja y pimienta negra;
* conejo a la cazadora, guisado con tomate, ajo, hierbas aromáticas, vino blanco y vinagre;
* costi´ubriachi, chuletas de cerdo ahogadas en vino, junto a un concentrado de tomate.
P.D. Para Montalbano supondrá una desgracia el cierre definitivo de su trattoría favorita: San Calogero (su propietario con setenta y tres años y dos "baipás" en el corazón, debe retirarse por prescripción médica). Después de mucho buscar y de muchas odiseas, encontrará una sustituta: trattoría Da Enzo. SALUD.
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