La imponente torre de Iberdrola, el edificio más alto de la ciudad.
Nada más bajar en la marquesina del tranvía se vislumbra el Museo Guggenheim.
Puppy es el encargado de dar la bienvenida a todos los visitantes del Guggenheim. La obra de Jeff Koons tiene una dimensiones de 12,4 metros de altura y 15 toneladas de peso.
Entrada al Guggenheim - un pelín cara: 13 euros con derecho a audioguía - donde se exponían obras del brasileño Ernesto Neto ( con multitud de sorpresas para los espectadores ) y la siempre emblemática Yoko Ono ( el arte como forma de potenciar la paz ).
Estatua de la Musa de la Música, en el estanque que rodea el Museo de Bellas Artes.
El Sagrado Corazón domina la Gran Vía y la Avenida Sabino Arana.
Me sorprendió el amor entre dos patitos.
Calle Tendería en el Casco Viejo.
Torre de la Catedral.
Un "extravagante optimismo invade a quienes viajan a Bilbao", destacaba un periódico neoyorquino. Es el "efecto Guggenheim", esa felicidad que se refleja en la renovación urbana, económica y social de la ciudad, y que resume espectacularmente el edificio de Frank Ghery.
Y si encima gana el Athletic, chapó. SALUD.
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