Con la extraordinaria ayuda y consejo de dos magníficos profesionales - María y José Luis - he logrado cumplir el objetivo número 2 que me propuse: superar las dos semanas en infantil de tres años cuando no tengo ni idea de dicha especialidad. El reto ha tenido momentos muy simpáticos y alegres pero también llantos y locura colectiva. Me duelen las cervicales de tanto agacharme para atender los contínuos requerimientos de los "enanitos". Asimismo, tuve que cambiarme todos los días de pantalones por la suciedad incorporada a ellos - me he convertido en una auténtica servilleta durante el momento del bocadillo -. Para la próxima ocasión, una bata protectora, será lo primero que compre.
Debo reconocer de cara a mis compañeros y compañeras de infantil, que el trabajo que hacéis no está bien pagado, y con este calor resulta heróico. Y ahora para que venga algún asesor o inspector de turno - huidos del aula - a deciros cómo tenéis que dar una clase. Que vivan "in situ" la situación antes de juzgar a cualquier maestra o maestro. SALUD.
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