No hay mejor manera de empezar un lunes que gozar de Costa Ballena.
Con mi intrépido amigo, Manolo Perales, inicio el paseo hasta el chiringuito Las Tres Piedras.
Lo de las mascarillas es un pequeño suplicio que hay que soportar por el interés común.
La llamada al baño es pura seducción del Atlántico.
Es una bendición poder gozar de tan extensa playa.
Las nueve de la mañana es una hora prudente de llegada para evitar aglomeraciones.
A las doce y cuarto, regreso a SANLÚCAR, donde MANOLO elabora su mágica creación culinaria.
Es para sentirse satisfechos de haber nacido. SALUD.
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