"En la vida, lo importante es la capacidad de responder ante el sufrimiento del prójimo." (Ludwig Wittgenstein)

sábado, 24 de mayo de 2014

Lectura Recomendada: "El lejano país de los estanques" de Lorenzo Silva


Primera entrega de su sargento de la Guardia Civil, Bevilacqua, y con la que obtuvo el Premio El Ojo Crítico, en 1998. El azar de la vida ha hecho que no la leyera hasta hoy.
El título vendrá dado por Sigmund Freud, Viena y una frase:"era primavera, y las golondrinas, al pasar, se mojaban las puntas de las alas en las aguas oscuras del lejano país de los estanques"(pág. 244).
Estamos en Mallorca ( con sus clubes nocturnos, playas nudistas, trapicheos de todo tipo, promiscuidades a tutiplén ), pleno mes de agosto y en una urbanización típicamente turística.
Toda la novela será un "acertijo endemoniado". Partiendo del asesinato estrambótico de una austríaca, Eva Heydrich, prototipo de joven mujer fatal (bellísima, hembra alfa, segura de sí misma), venida en yate desde Italia, depredadora sexual, terrorista sentimental y rebelde con/sin causa. Era una de esas personas que tienen el don precioso de hundirlo todo a su alrededor. "Pero nadie es tan malvado que ninguna persona deba quererla" (pág. 243).
Resulta muy simpática la presentación de Vila y Chamorro en su primer encuentro:"Me fui hacia ella y la saludé con un beso de familiaridad que ella encajó más o menos como si Nosferatu le hubiera chupado la cara con la lengua chorrean de sangre"(pág. 33). Ambos intentarán resolver el caso con alturas de miras y reflexiones profundas: "El homicidio es el acto máximo de afirmación de un sujeto sobre otro. Hasta el extremo de impedir que el otro pueda volver a afirmarse no ya ante el homicida, sino ante nada en absoluto. Los caníbales se comían o se comen a sus enemigos vencidos para apropiarse de sus almas. El homicida se apropia de todas las posibilidades de vida que tenía su víctima y en un instante les da el destino que prueba para siempre su poder: destruirlas. Lo increíble es que semejante desmesura esté al alcance de cualquiera. Del tonto del pueblo, del tipo que te vende pañuelos en el semáforo, del desgraciado al que robaste la novia"(pág. 73).
Aparecerán diversos personajes, a saber:
* El brigada Perelló ("Si el mundo estuviera en manos de hombres como Perelló, sería difícil que los niños murieran de hambre y los hijos de perra estuvieran morenos y confiados"- pág. 45 -);
* Regina Bolzano ("Cuando pasa el tiempo se aprende a sacar provecho de la vergüenza, porque en definitiva, la vergüenza es mucho más instructiva que la gloria" - pág. 182-);
* Andrea ("Entonces, sin mediar palabra, se vino hacia mí y me enlazó por las caderas con sus piernas. Me echó las manos al cuello y clavó en mí sus ojos plateados. Bajo sus pestañas húmedas, eran la segunda cosa más bonita y terrible que había visto en mi vida, justo después de la tormenta que había en el Atlántico cuando volé con mi madre desde Montevideo a Madrid" -pág. 124-);
* Lucas ("No hablo contigo, muñeco. Quédate en tu sitio y podrás salir de aquí con los mismos dientes que trajiste" -pág. 184-);
* Enzo (Su aparente mansedumbre era la típica represión de un rencor interior. Esa gente es la que luego es capaz de la mayor brutalidad);
* El comandante Zaplana ("Nos recibió con una sonrisa que le daba la vuelta al cráneo" - pág. 145);
además de Rosina, Fabio, el padre de Eva,...Cada personaje será un granito de arena de la inmensa playa donde todo tendrá su principio y final. El Mar Mediterráneo será el principal testigo de la infinita pequeñez humana, de su terrible locura estival.
El humor también abunda en las páginas escritas por Lorenzo Silva. Nuestro Guardia Civil preferido, se reconocerá obsesionado por Verónica Lake (" a mí siempre me ha turbado de un modo irracional Verónica Lake"); odia los teléfonos móviles ("es el más salvaje y abyecto atentado que el progreso tecnológico ha producido contra uno de los pocos tesoros espirituales del hombre: la soledad - pág. 142-); busca cierto equilibrio ("Pero nada que merezca la pena deja de tener sus inconvenientes. En buena medida, la precipitación a la hora de eliminar ciertos problemas e ingeniar ciertas soluciones es lo que está destruyendo la civilización occidental"; y, le preocupa el tema de la culpa ("El de la culpa es un problema espinoso. Supongo que no hay nada que nos suceda que no hayamos merecido un poco - pág. 230 -).
Pero me quedo, sobre todo, con su "Cuando uno trabaja averiguando cómo la gente mata a otra gente tiene que forzarse a alguna gimnasia mental para no acabar con el corazón de piedra" (pág. 240). Demostrará tener un gran corazón. Humano, demasiado humano.
Bevilacqua y Chamorro se hacen querer. SALUD.

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