"En la vida, lo importante es la capacidad de responder ante el sufrimiento del prójimo." (Ludwig Wittgenstein)

martes, 10 de septiembre de 2013

RÍO VITAL, AMOR ETERNO


El río Mississipi siempre ha tenido una magia embriagadora, telúrica. Es vida, aventura, fluir de emociones. Pues bien, Jeff Nichols, es capaz durante más de dos horas, de parar el tiempo de nuestras existencias aquí y ahora, sumergiéndonos en una colonia de casas flotantes a orillas del magno río, en un entorno a punto de desaparecer. El lugar más propicio para la aventura y la imaginación, bebiendo de las fuentes inagotables de Mark Twain, y sus indelebles, Tom Sawyer y Huckelberry Finn. Papelazos de los dos chavales, Tye Sheridan (Ellis) y Jacob Lofland (Neckborn). Compartirán verdadera amistad, camaradería, lealtad, respeto, primer amor,...pero también la pérdida de la inocencia, a partir del desengaño de la vida, del mundo de los adultos. Será una historia sencilla en un pueblo humilde, con pequeños y a la vez complejos personajes, inmersos en una trama que te atrapa.
Nunca me gustó tanto Matthew McConaughey como en este papel de Mud ( con sus dos posesiones más preciadas: su pistola y su camisa blanca) quien da su vida por amor, loco amor desde su infancia. Y eso que su mujer fatal, Juniper (Reese Witherspoon), es una descerebrada amante. Matará por ella a quien se ponga por delante, huirá sin salidas (¿ por el Golfo de México?) de los cazadores de recompensas. Menos mal que un viejo amigo le echará una mano (¡ cuánto me recordó a John Wayne en "El hombre que mató a Liberty Valance" !): el incombustible Sam Sherpard . Inmejorable. 
Pero Mud ama tanto que se le perdona todo. Y los dos adolescentes se contagian. A la pregunta de Mud a Ellis: "¿Por qué me ayudas?, él le responde categórico: Porque la amas". No hay nada más que decir.
Este fabuloso drama de Jeff Nichols propone la visión del mundo de un chaval de catorce años a partir de su intercambio emocional con un icónico y genial McConaughey. Supondrá el fin de la infancia y la entrada en otro mundo. Un mundo donde predomina la venganza, la traición, la frustración personal, pero sobre todo, y es lo que menos soporta, el desamor.
La fotografía de Adam Stones preciosa, reflejando la belleza de los espacios naturales del Mississipi, con unos amaneceres y atardeceres que quitan el sentido, y que proporciona una paz perdida en las urbes modernas. Afianza la belleza permanente de los paisajes en la composición de cada encuadre.
Por último, destacar la banda sonora de David Wingo, en plena armonía con lo que se ve y se siente. Remite a la presencia omnipresente del río como metáfora vital. El Mississipi es esencial, en forma y contenido, es un elemento que define la personalidad de los personajes, es un medio de unión y de conflicto que determinará el futuro de todos ellos.

P.D.  Película muy completa con la que vuelves a redimirte de no ir más al cine. SALUD.


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