Una nueva y enriquecedora experiencia

Desde el año 1988 en el colegio Albarracín, de El Bosque, no había vuelto a dar infantil (en aquel entonces, preescolar de cinco años). Sin ser especialista, lo único que te queda, es poner voluntad y buen empeño. Nunca había vivido, tan exhaustivamente, veinticinco horas íntegras ( en la primera semana del período de adaptación ) de niños tan pequeños. Ha sido un reto que me ha fortalecido como maestro y como persona. Como maestro porque el día que me jubile podré rememorar, que "he tocado todos los palos"( desde infantil de tres años hasta adultos ), y como persona, porque la vida es tan grande que el "sentimiento negativo" que tenía hacia el padre que me envío el burofax, se ha convertido en cariño y afectividad con su hijo Pepe (el único alumno que ha completado las veinticinco horas semanal), un niño encantador y que se hace querer.

P.D. Agradezco a la maestra Mari Paz su paciencia conmigo. La próxima semana seguirá siendo apasionante.