Merecida ganadora del Oso de Oro en la última edición de la Berlinale, está dirigida sensacionalmente por la directora catalana, CARLA SIMON. El centro humano lo compondrá la familia SOLÉ que lleva cultivando la misma tierra cerca de ochenta años. Sus melocotoneros en Alcarrás empezarán a ser demolidos para instalar paneles solares.
El primer consejo es que se olviden del reloj y entren en otra dimensión temporal, la de la naturaleza con su ritmo calmo y pausado. Es un equilibrio mágico que sólo las prisas rompen.
La denuncia de un sector que se asfixia por las fauces del capitalismo salvaje se consigue precisamente poniéndole rostro a los damnificados. Y aquí se consigue el mayor de los aciertos con los actores y actrices no profesionales que dan credibilidad a lo que acontece en cada minuto de los ciento veinte de duración. Su mirada es de una honestidad abrumadora a la hora de acercarse a la verdad de lo que está contando.
Diez escenas imperecederas:
* Los agricultores lanzando toneladas de fruta ante las grandes cadenas de distribución.
* La matanza nocturna de conejos.
* La preparación de los caracoles a la brasa.
* La recreación de la vida cotidiana de las tres generaciones.
* Las cabañas con contraseña de la pequeña Iris y sus dos primos.
* La conversación sobre las diferentes maneras de cocinar un fricandó de las abuelas.
* El llanto del patriarca QUIMET que se resiste a renunciar a su modus vivendi y que vierte su rabia contenida a todo el núcleo familiar.
* La alegría de la familia tirándose a la piscina tras la opípara comida compartida.
* La pelea entre los dos cuñados cuando ya se van aceptando otras opciones.
* La recogida agradecida de los frutos que dan la vida.
No se pierdan esta nueva maravilla de CARLA SIMÓN. Sigo preguntándome por qué no llegan a SANLÚCAR las películas más premiadas. SALUD.
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