El Castro de Baroña se sitúa en el ayuntamiento de Porto do Son, al borde mismo de la Ría de Muros y Noia.
Es de agradecer la gran amabilidad de la mujer del centro de información turística.
Se recomienda zapatos de deporte para realizar el recorrido desde la carretera hasta el Castro.
Ventanas naturales en la roca permiten vistas simpáticas.
Las vistas del Océano Atlántico son impresionantes.
Los restos que aún permanecen corresponden a un asentamiento fortificado de la Edad del Hierro.
Se abandonó en época romana, seguramente en la segunda mitad del siglo I d.C.
Hoy el fuerte viento sureste te despelucaba.
Para construir el poblado, sus habitantes realizaron muchas obras de acondicionamiento.
Levantaron socalcos y grandes plataformas con muros de contención en los que dispusieron sus viviendas, talleres y almacenes.
Todo el conjunto habilitado estaba protegido por un fuerte sistema defensivo, organizado en varias líneas sucesivas de murallas y un foso excavado en las rocas.
El Castro de Baroña fue uno de los primeros en ser excavados en Galicia.
La primera actuación científica data de 1933 hasta que en 2012 fue objeto de una profunda restauración que le devolvió parte de su aspecto y grandeza originales.
A mitad de camino un flotador es la referencia.
El Castro fue hogar de una comunidad de agricultores y ganaderos.
Los restos encontrados en la excavaciones arqueológicas indican una gran importancia de la pesca y el marisqueo.
Sus habitantes también practicaban artesanías complejas, como la metalurgia, la ollería y el tejido.
Recomiendo ir sin prisas para poder perderse por el peculiar entorno. SALUD.
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