Han pasado ya 37 años desde nuestra representación de "Yerma" por varios pueblos de la provincia.
Aunque mi papel era muy pequeño - formando parte del coro - nunca podré olvidar aquellos momentos.
El teatro tiene algo especial, una vena terapéutica inolvidable.
Narciso Climent, nuestro magnífico profesor de Literatura, sembró en nosotros una pasión para toda la vida.
Ojalá el teatro lorquiano siguiera estando vivo en escuelas e institutos.
En aquellos tiempos era un palillo andante. SALUD.
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