"En la vida, lo importante es la capacidad de responder ante el sufrimiento del prójimo." (Ludwig Wittgenstein)
viernes, 19 de diciembre de 2014
Lectura Recomendada: "Las manos del pianista" de Eugenio Fuentes
Segunda obra que leo de Eugenio Fuentes - véase "El interior del bosque" -, y, segunda satisfacción completa. Hondura psicológica, pesimismo existencial e instinto animal confluyen en la novela.
En esta ocasión nuestro detective, Ricardo Cupido, tendrá el encargo de averiguar quién arrojó desde un edificio en obras al empresario constructor, Martin Ordiales, a quien nadie quisiera como enemigo. Era enérgico, fuerte, hábil, exigente, orgulloso y duro de trato. También tiene otra cara por la que sufre. ("Pero todos, alguna vez, a lo largo de nuestra vida, encontramos una mujer que nos enseña no sólo que el amor existe, sino que no desaparece y perdura y se aferra al corazón incluso cuando compruebas que esa mujer que amas, al verte por la calle, mira hacia otro lado y no contesta a tus llamadas y que para poseer algo suyo tendrás que robárselo"- pág. 49).
No será el único asesinato. Pero sin el gran jefe, Construcciones Paraíso, tiene los meses contados.
Seguimos en la pequeña población de Breda ( "A esta ciudad siempre le han atraído las crónicas del mal y la opinión de que lo más fácil y común en la convivencia es hacer daño a los que están cerca"- pág. 104). "Breda era de ese tipo ciudades que se esfuerzan por derribar a todo el que destaca, que no dudan en utilizar la burla, el sarcasmo, la calumnia y la indiferencia para herir, a quien desprecia o ignora sus costumbres" (pág. 193).
Y volverán a parecer muchos animales con finales tristes durante toda la trama (aviso para animalistas despistados como yo). Especialmente duros, los casos del loro y de la cigüeña.
Los personajes principales del mundo que ha creado el lúcido de Eugenio Fuentes, serán:
* el pianista, muy singular ( "Mis manos también son manos de pianista. Y sin embargo, con ellas he ido sembrando la ciudad de pequeños cadáveres"-pág. 14- ), aburrido de ser teclista en una orquesta de mediocres músicos aficionados, y que con pocas horas de intervalo, alterna la delicadeza del artista - con un piano Petrof vía Schubert, Bach, Beethoven, Albéniz, Liszt, Chopin,...- con la frialdad del verdugo - perros, gatos, pájaros, hámsters, ..., incluso un mono), sin esquizofrenia ni desequilibrio;
* Alicia, "chica guapa", aparejadora de la empresa y amante de Ordiales. Su pañuelo con olor a Chanel será clave en la obra.
* Santiago Muriel, gerente eficaz y de una honradez a prueba de cualquier tentación pero ludópata y humillado por su mujer y dos hijas -sólo su perrito Job le demuestra cariño- ("Su infelicidad había ido acrecentándose poco a poco con los años hasta llegar a aquel estado pasivo de desdicha cotidiana, atrapado entre un entorno familiar en el que a nadie parecía importarle y el intenso remordimiento que le sobrevenía tras cada una de sus recaídas en el juego"-pág 177-);
* Miranda Paraíso, hija del fundador de la constructora, y defensora a ultranza de la nueva Urbanización Maltravieso pero igualmente infeliz ("También ella, de algún modo, comenzaba a envidiar a la gente corriente que duerme relajada hasta que suena el timbre del despertador"-pág. 193-) y sin amor ("Había aprendido a extraer placer de los hombres sin sentir ni excesivo respeto ni amor por el hombre que se lo proporcionaba -pág. 196-);
* Santos, personificación de la inocencia, disminuído psíquico y protegido de Ordiales;
* Pavón, el segundo motor de la empresa, nervioso, resuelve cualquier problema que se planteara en una obra ("El alma humana le resultaba indiferente. En cambio, si veía un material, una herramienta o una máquina nueva, no paraba hasta aprender su utilidad y sus funciones. Representaba la unión perfecta de las cualidades del técnico con las del matón"-pág. 70-;
* Juanito Velasco, un donjuán alto y fuerte, empresario casi siempre en ruina - no le funcionaron ni un videoclub, ni una agencia de viaje, ni una tienda de informática - que odia a Ordiales ("Era de esos hombres que siempre encuentran un motivo, una excusa o un momento propicio para desviar los ojos del rostro de la mujer que enfrentan y mirar sus labios o sus pechos, ese tipo de hombres que siempre parecen estar poseídos por el deseo" -pág. 95-). Brillante su descubrimiento de que en realidad el hombre sólo necesita tres cosas básicas para vivir:" alimentos, una casa donde limpiarse y descansar y no morirse de frío, y un poco de sexo" - pág. 215-;
* el teniente Gallardo, ayudado de sus mejores agentes Andrea y Ortega. ("Se complementan bien en las investigaciones. El carácter de Andrea es el revólver; el de Ortega, el de la bala. Ella lanza una pregunta y se queda quieta, esperando sus efectos; Ortega va con la pregunta a estrellarse contra el cuerpo del interrogado"- pág. 77-;
* y el apreciadísimo Alkalino, con su costumbre de que todo acuerdo y todo dato importante revelado debían de tener por testigo una bebida nunca con menos de diez grados de alcohol.("Al verdadero enemigo, a quien lo tiró por aquella terraza, tienes que buscarlo a su alrededor. Como en las buenas tragedias griegas, que decía Aristóteles: las de crímenes en la familia"- pág. 113-).
Aparte, y como sincero homenaje a su tierra, la gente mayor de las pedanías cercanas ("Seres llenos de astucia, terquedad y desconfianza, seres intermedios entre el hombre, el mulo y el lagarto, y capaces, por tanto, de su misma bondad, su misma capacidad de sacrificio y su misma resistencia a las mutilaciones"-pág. 122-).
¿ Y qué noticias nos aporta sobre Ricardo Cupido que no apareciera en "El interior del bosque"?
Pues, a saber:
* nadie le había enseñado a ser detective privado;
* llevaba quince años trabajando en aquella profesión y, sin embargo, no se consideraba quince años más sabio, sólo estaba quince años más solo y más triste;
* atribuye buena parte del éxito en su trabajo a la elección de unas preguntas que nunca se restringe a las coartadas sino a la selección del mejor momento para hacerlas;
* si ahora era algo, se lo debía a sus padres;
* cuida a su querida madre ( por una rotura de fémur ) hasta que ella decide irse a la residencia La Misericordia;
* ha dejado de creer en Dios sin que nada haya venido a llenar el vacío de esa creencia;
* los casos resueltos que se acumulaban en su curriculum se convierten en dosis de descreimiento y pesimismo que se acumulan en su corazón;
* tiene un inquebrantable respeto por la palabra dada.
Debo mencionar - porque nunca había leído una cosa así - la aproximación que el propio detective hace de su futuro epitafio:
"Aquí yace el recuerdo de Ricardo Cupido, detective. Amó a algunas mujeres y ayudó a algunos hombres, viajó a algunos países y se bañó en las aguas de todos los ríos que cruzó. Deja, para quien quiera recogerlo, una pistola que no usó nunca, una casa deshabitada y un archivo vacío para decepción de los curiosos. Nunca terminó de ser feliz en el lugar donde nació. No tuvo hijos y con él se extinguió su apellido"(pág. 84).
Agudas reflexiones adornan la trama:
* "Tantos mamíferos megalómanos llamados hombres que, sin ningún remordimiento, nos hemos atribuido el estatuto de carniceros de las demás especies"(pág. 18);
* "Ahora sé bien que la degradación no tiene una frontera lejana, que ante el acoso de la desdicha no es difícil acabar con las reservas de dignidad que hemos podido ir ahorrando desde el nacimiento" (pág.39);
* "El dinero siempre ha sido un buen antídoto contra el remordimiento"(pág. 39);
* "En esos casos, cuando alguien acababa de morir y su cadáver estaba aún presente, nunca sabía bien qué tiempo verbal debía emplear. El presente era inexacto; pero si usaba el pasado, tenía la molesta sensación de que estaba apartándolo con prisas, empujándolo al olvido" (pág. 57);
* "Me siento como un oscuro peón de ajedrez que, a punto de recorrer toda la hilera para convertirse en reina, duda en hacerlo, porque sabe que entonces atraerá de nuevo sobre él toda la agresividad del adversario"(pág. 65);
* "Quizás uno deja de ser un niño cuando empieza a amar las cosas que amaban sus padres: el sabor de una comida, la afición a un paisaje, la exactitud de un refrán"(pág. 85);
* "...dignidad antigua y sólida que había logrado proteger del siglo y del mundo unas cuantas leyes elementales: no abandonar a los viejos, no violentar las leyes de la naturaleza y ocupar cada uno su sitio" (pág. 122);
* "...a veces se tarda demasiado tiempo en comprender algo tan sencillo como que el dinero casi nunca arrastra tras de sí la felicidad" (pág. 269);
*"La vida es ir perdiendo partes del cuerpo que el tiempo pudre y capacidades que intentamos suplir con recursos vicarios: un teclado en una orquesta de verbenas cuando no se puede dominar un piano; sexo cuando nos han mutilado para el amor; consumo frenético cuando ya no hay ninguna esperanza de felicidad; diversión y cultura cuando ya no se puede creer en Dios" (pág. 269).
Termino agradeciendo a Eugenio su labor - terapéutica y de divertimiento- como escritor y le deseo mucha vida para que siga proporcionando más libros - egoísmo de consumidores ávidos de novela negra pero que no hacemos mal a nadie -. SALUD.
P.D. Anecdótica - y no sé si intencionada - la referencia del creador del asesino casi al final de la trama: "...aunque terminara exhausto, tenía que levantarse de nuevo de la hierba y ser muy rápido en borrar sus huellas y esconderse en el interior del bosque" (pág. 264) que es, precisamente, el título de la obra anterior de Eugenio.
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