Libro que reivindica un tipo de ética que dé la palabra, mucho más de lo que suele hacerse, a los sentidos, a los sentimientos y, de manera muy especial, a los deseos. Ciento noventa páginas en nueve capítulos, a saber:
* Vida cotidiana
* Los consejos de la ética
* Erotismo
* La sensibilidad
* Sensibilidad y valores ciudadanos
* La imaginación
* La sexualidad
* El erotismo y el humor
* Una manera diferente de sentir
Y un recuerdo último: "que la ética teórica y práctica, no se ocupe solo de lo que se debe hacer sino de lo que se puede hacer"(pág. 190).
Javier Sádaba parte de que "la ética de la que voy a hablar no sonará aceptable para muchos oídos". "A mí, por otro lado, me servirá como desahogo y, eso espero, es posible que conecte con aquellos que están hartos de tanta mentira y de una farsa que no hace sino crecer"(pág. 11). Puede contar conmigo.
Comenzará con un recorrido por las doctrinas éticas ya caducadas: el emotivismo - la emoción es cambiante, personalísima y se escabulle a la hora de razonar -, el intuicionismo -no poseemos órgano alguno de intuición -, el organicismo - es una forma moral tribal donde el individuo desaparece en una absorbente comunidad -. Seguidamente dará paso a las tres doctrinas con mayor actualidad: la ética teológica - que desde un punto de vista estrictamente racional es incapaz de justificar nada -, el utilitarismo - mayor felicidad para la mayoría - y el principialismo o deontologismo - algo es bueno porque debe hacerse -.
Javier expone claramente su posición:"Estando así las cosas, tal vez la justificación más razonable de la moral consista en una hábil combinación de utilitarismo y deontologismo. Habría que comenzar siendo utilitarista, pero sabiendo que existen líneas rojas a no traspasar y que las impone el principialismo (se expresan en los Derechos Humanos) -pág. 45-.
Aspectos a destacar:
* la sencillez ("actitud que está dispuesta a aprender de cualquiera, a escuchar, a preguntar y a conformarse con lo que carece de respuesta"-pág. 27-);
* la autocrítica ("es el primer paso para ir saliendo del engaño colectivo"-pág. 29-);
* "la Buena Vida y la Vida Buena, conforman las dos caras de la felicidad"-pág. 51-;
* la conversación ("relaja, aproxima, enseña y gusta"- pág. 60 -);
* el amigo desafía al tiempo ("el amigo de verdad supera al hermano o a aquellos genéticamente parecidos"-pág. 43-);
* la música ("La música en coro, individual, sinfónica, clásica o moderna constituye uno de los mayores placeres de los que pueden gozar los humanos"-pág. 62-);
* la sensibilidad (" quien es sensible está en disposición de ser moral, de convivir con los otros en justa y, hasta sabrosa, reciprocidad"-pág. 84-);
* la pasión, recordando a Hegel con su "nada grande se ha hecho sin pasión";
* la imaginación ("es un poder de la mente que nos entrega los objetos en imagen, que nos los devuelve aunque estén ausentes y que crea los que nunca han existido ni existirán. No es de extrañar que ese poder haya fascinado tanto a filósofos y no filósofos"- pág. 116-);
* el sexo (El sexo, nadie lo negaría, constituye una de las motivaciones más determinantes de la especie humana. "Por mi parte, y con el riesgo que entraña comprometer una opinión en terreno resbaladizo, me atrevería a afirmar que biológicamente el sexo es superior al amor y este es solo su aliado alado"-pág. 135-;
* la sexualidad ("pedagógicamente se nos ha enseñado muy poco de sexo y se nos ha inundado de sexualidad. Una pésima combinación de ignorancia y morbo que se convierte, con facilidad, en mórbido"-pág. 147-);
* el humor, donde saber reirse de uno mismo es un signo claro de madurez (Einstein). "Con ese espíritu deberían darse la mano el erotismo, el humor y la ética"- pág. 149 -;
* la risa ("La risa, en cualquier caso, nos es vital. Relaja los músculos y también el ánimo. Riendo nos liberamos. Nos liberamos, entre muchas cosas, del sinsentido de la vida, del absurdo que nos rodea" -pág. 152-).
Mención especial para los heterodoxos ("la humanidad avanza gracias a los heterodoxos, desobedientes, rebeldes e inconformistas. Y estos son minoría"-pág. 80-). Como lo he sufrido en mis carnes, me van a permitir transcribir este gran parágrafo:
"La historia es maestra en lo que acabamos de apuntar y vale para la política, la ciencia o cualquiera de las artes humanas. La cruz de los que tienen razón antes que la timorata mayoría consiste en que en su momento se les niega el pan y la sal. Y, cuando el embozado en la mayoría, se ve obligado a reconocer aquello a lo que había negado hasta entonces, se da la razón a sí mismo y no a quien tuvo la valentía de oponerse a los emboscados de siempre"-pág. 84-.
"La ética, si es fiel a sí misma, incitará a la desobediencia, a poner entre paréntesis el sentido común, enjuiciarlo con libertad y sin miedo, a nadar a contracorriente en soledad"- ¡ pero qué duro se hace !-.
Vayamos terminando con algo que no debemos olvidar nunca: la ética no es pasiva ("no debe dedicarse a hablar de sí misma, a mirarse en el espejo o en puro autismo, a desconectar de lo que sucede en el exterior"), es activa, impulsa a la acción ( debe proponer soluciones, iniciativas y opciones para llegar a la Vida Buena).
La ética erótica - que pretende erotizar nuestra existencia, siendo fieles a nuestros deseos deseando, al mismo tiempo, no desear tanto que nos destruyamos - permanecerá atenta - se trata de sentir que existimos y sentir que la existencia merece la pena porque le vamos dando sentido -, con pasión y tensión de alternativa - recuperando el espíritu utópico o eutópico -.
Finalizo con una idea de Javier que comparto: la ética supone estar despierto. SALUD.
P.D. Verdaderamente se hace necesario estas obras para quitarnos de encima la "torrija" de la vida diaria. Agradezco a Javier Sádaba su lucidez y entrega para con los ciudadanos que no somos capaces - con el trajín diario- de "conceptualizar" lo que nos pasa, y menos, de encontrar soluciones.
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