Ante el tiempo poco playero siempre queda ver cosas. Aquí en Santiago con Valle-Inclán.
Mi abuelo, Ramón Cantos Iglesias, fue jefe de telégrafos en esta población gallega, eje de la comunicación ferroviaria en los años veinte del siglo pasado.
Monumento a Rosalía de Castro en la Alameda santiaguesa.
Casa del Cruce de Moar donde aún las ardillas corretean por los árboles.
Fuente de los caballos con las polémicas estatuas desnudas de Ramón Conde en los balcones.
Los cantones coruñeses con sus emblemáticos ventanales respiran mar.
Lo mejor es conocer de verdad la obra de este magnífico escultor Ramón Conde.
Los faros - en este caso del castillo de San Antón - sólidas señales de salvación de vidas.
Actualmente la sede de su taller está en Milladorio, muy cerca de aquí.
Dieciséis años comprando la prensa en este establecimiento de Pobra do Caramiñal.
Que corto parece el tiempo cuando se pasa bien. Visto y no visto, ya empieza la cuenta atrás. SALUD.
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