Partiendo de una cosa tan sencilla como la "engañifa" del típico premio de un millón de dólares de una entidad vendedora, Alexander Payne nos da una bella lección de entrañable humanidad aplicada a la vejez, el último período de nuestras vidas, y nuestro último intento de redención.Y acierta plenamente, utilizando el blanco y el negro riguroso como decisión intelectual. La fotografía de Papamichael entronca ejemplarmente con la esencia. Merece la pena viajar desde Montana a Nebraska con su punto de vista. En su trayecto se pasearán delante de la cámara la nostalgia, el olvido, la ingratitud, los remordimientos, los errores, los éxitos y fracasos, las dudas existenciales, ..., en un desfile narrativo mimetizante que apunta directamente al fondo de las emociones más humanas.
Lo mismo ocurre con la BSO, donde Mark Orton, con sus acordes folk reforzará notablemente esos vacíos paisajes dotándolos de plena expresividad.
La figura central será el alcohólico Woody Grant (genial Bruce Dem con sus 77 años) quien se obsesionará con la reclamación del premio hasta límites heróicos. Una especie de Don Quijote redivivo.
Pero dicha obsesión no será más que un viaje no iniciático sino de recapitulación de toda una vida. Se conocerá al hombre que pudo haber sido si no hubiera nacido donde nació, condenado por el ambiente, por la época y por las circunstancias. La ausencia de un sentido vital lo ha erosionado tanto que ya sólo queda de él la parte más hosca.
El otro gran protagonista será su hijo David (magnífico Will Forte), quien demostrará una paciencia infinita con su padre. Tanto es así que podrá ser recordado como uno de los mejores hijos de la historia del cine.
"Nebraska" será agridulce, abordando con inteligencia y agradable humor, un tema tan delicado como es el paso del tiempo y los estragos que deja en las personas. Pero la enseñanza merece la pena: la vida es un camino, no una meta, así que disfrutemos de ella, lo que el viaje nos depare siempre será lo de menos.
Todos los demás personajes serán frutos del entorno: villano (Stacy Keach), Ross (Bob Odenkirk), Noel (Missy Doty),...Reflejan la cotidianidad y el costumbrismo más americanos que se pueda. Demuestran que la Tierra que ocupan está por encima de ellos. La grandeza de la Naturaleza ensombrece a la ridiculez humana.
Escenas memorables:
* las caminatas del viejo Woody (desde "París. Texas", no había visto otras tan desoladoras y profundamente solitarias);
* la búsqueda de la dentadura perdida en las vías del tren (puro humor negro);
* la parada en el monte Rushmore y los inolvidables comentarios del viejo sobre las caras de los presidentes fundadores de los Estados Unidos, a medio tallar;
* los hombres de la familia Grant idiotizados delante del televisor (¡qué tontos somos los hombres!);
* el levantamiento de falda de la madre - Kate, June Squibb, con 84 años quien te hace reír con cada comentario y cada gesto que hace- en el cementerio (desde "Viridiana" de Buñuel no veía algo semejante);
* el robo del compresor a la familia que no era (te tienes que reír a la fuerza);
* las comidas familiares en su pueblo natal, Hawthorne (ficticio, en realidad, Norfolk en Nebraska, donde los diálogos no tienen desperdicio);
* el encuentro cervecero entre padre e hijo hablando de las relaciones amorosas y sexuales de sus matrimonios (in vino veritas);
* el pequeño homenaje que se pega conduciendo su camioneta delante de sus amigos (necesario y placentero"chute" de autoestima).
"Nebraska" es una película que huye de efectismos y golpes bajos. Es una obra de crepúsculo vital, cuando se habla directamente al alma, cuando se confiesa haber vivido. Aunque empezara a beber porque todos los hacían, aunque regresara derrotado de la guerra, aunque perdiera a la mujer que pudo cambiar su vida, aunque se casara con otra que nunca lo entendió, aunque su mejor amigo le robara su compresor y su futuro, aunque su familia egoísta lo despreciara y abusara de él,...puede confesar que su Ítaca está allí, en cada lugar donde ha sido. SALUD.
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