"En la vida, lo importante es la capacidad de responder ante el sufrimiento del prójimo." (Ludwig Wittgenstein)

viernes, 22 de noviembre de 2013

Final de "Breaking Bad" (La redención de Heisenberg)


 Walter White tenía que morir. La descomposición moral de su personaje estaba llegando a su culmen. El descubrimiento progresivo de su maldad marcaba su destino. Pero al final, buscará su propia redención ante tanto daño causado.
Después de llenar las calles de cristal azul, de traer desgracias, crímenes, sufrimiento y miseria moral a espuertas, terminará su vida buscando un hálito de luz con sentido. Pero ya no será posible. Su vanidad ha encendido una hoguera y su maldad ha echado gasolina en ella. Ni él mismo va a poder librarse de las llamas. 
Hasta el episodio catorce, el reparto de roles entre los personajes nos estaba siendo mostrado con aplastante claridad por los guionistas. Walter White es el protagonista de la serie, pero no es el héroe. Ni tan siquiera es un antihéroe. Walter White termina convirtiéndose en el villano de la serie. Jesse Pinkman  es el antihéroe, un personaje ambiguo que más allá de sus pecados, muestra al menos, ciertos retazos de integridad moral y que en última instancia, casi siempre está dispuesto a hacer el bien, o al menos a intentar limitar el mal. Algo similar puede decirse de Skyler White. Por su parte, Hank Schrader sí es un héroe, ya que por más que no sea el protagonista absoluto, es el que realmente se carga a las espaldas, el sacrificio de luchar por el bien. 
En este último capítulo cabría destacar:
* la posibilidad que da Walter a Pinkman de matarlo ("no, no voy a hacerlo, porque eso sería acabar como tú quieres acabar...y yo, por fin, soy libre");
* la reaparición de Badger y Skinny Pete, que sirvió para colar la píldora de humor que nunca ha faltado a esta serie;
* el flashback de la caja de madera ( por su simbolismo) de la época de la desintoxicación, del capítulo 9 de la tercera temporada;
* la masacre de la banda de matones nazis que le había robado su dinero, en una ráfaga de M60, interminablemente destructiva;
* la despedida a su esposa y el beso a su hijita dormida;
* la muerte de Lidya (por ricino preparado en el único sobrecito edulcorante), con lo que la blue meth morirá con Heisenberg;
* los diez millones de dólares que esperan a Skyler, Walter junior y Holly dentro de diez meses, fruto de la inteligencia de W.W.;
* cierre al estilo Lost con esa herida del protagonista en el flanco derecho mientras la cámara asciende y nos quedamos escuchando una canción que nunca olvidaremos: "Baby blue";
* la muerte de Heisenberg (¿o Walter White?) en un laboratorio, como los buenos toreros mueren en la plaza. El reflejo de su cara en el bidón metálico es de felicidad, de misión cumplida.
Enhorabuena para esta obra maestra de VINCE GILLIGAN. Serie de culto para la historia de la televisión. SALUD.

  


P.D. "Si hay un Infierno por ahí, ya estamos muy metidos en el". (Heisenberg)

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