"En la vida, lo importante es la capacidad de responder ante el sufrimiento del prójimo." (Ludwig Wittgenstein)

martes, 9 de abril de 2013

Dolor infinito ( la pérdida de una hija )



Película inquietantemente triste. La pérdida por accidente de una hija, no tiene consuelo posible. Todo va bien en la vida, en esta familia ejemplar, hasta el trágico accidente. Se abre el vacío, el abismo, la oscuridad.
Miquel Barceló abre y cierra la película realizando una de sus obras delante de la cámara. Los diversos trazos se irán abriendo a un sentido antes desconocido. Jaime Rosales - de quien me encantaron sus "Las horas del día" (2003), y sobre todo, "La soledad" (2007) - busca su propio mundo cinematográfico: rueda con actores no profesionales ( en este caso con un dominio del inglés y del francés, envidiables ), recoge sus interpretaciones improvisadas en una sola toma, sus movimientos de cámara parecen ajenos al drama ( más documental que sentimental ), los espacios abiertos de París rodeados de seres vivos ( incluyendo esa conversación con su hija fuera de campo ), las secuencias pausadas del velatorio y el entierro ( con el monótono y observado trabajo de los "enterradores" ), el súbito paso del blanco y negro al color en un momento dado ( con el abuelo al volante de un coche ),... Todos esos recursos cinematográficos que tan bien maneja Jaime Rosales, sólo tiene un fin: intentar capturar una espontaneidad difícil de alcanzar.
Magníficas las interpretaciones de todos y todas que curiosamente, conservan sus verdaderos nombres en la película, a saber: Yolanda Galocha (Yolanda), Oriol Roselló (Oriol), Jaume Terradas (Jaume), Laura Latorre (Laura), Alba Ros Montet (Alba) y Celia Correas (Celia). Brilla también, su director de fotografía, Oscar Durán, mistificando plenamente la Naturaleza y la Ciudad. SALUD.

P.D. No recomendada para personas que hayan sufrido alguna desgracia personal hace poco. Cada película tiene su momento.

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