"En la vida, lo importante es la capacidad de responder ante el sufrimiento del prójimo." (Ludwig Wittgenstein)

domingo, 4 de noviembre de 2012

Lecturas Recomendadas: "Las niñas perdidas" de Cristina Fallarás


Premio Internacional de Novela Negra plenamente justificado. Ciento noventa y cuatro páginas con todos los ingredientes magistralmente combinados. Como su título indica, se tratará de recuperar a dos hermanitas  - Andrea y Josefa, de tres y cuatro años - que han desaparecido en Barcelona capital. La investigadora Victoria - embarazada de seis meses -junto a su ayudante Jesús, nos irán mostrando la Barcelona oculta que no se quiere ver, que está fuera de los circuitos turísticos, que da miedo conocer. Todo resulta real y espeluznante: la muerte de las niñas a manos de auténticos psicópatas - con grabación de vídeo incluida -; el extrarradio de la ciudad convertido en un enjambre de personas perdidas propias del peor lumpen; la hipocresía de la clase media catalana; el falso progresismo y ecologismo de familias de acogida de niños desamparados; la política institucional ajena a la realidad del día a día.
El libro es duro, muy duro, sin final feliz. Sintomáticas son las instrucciones para matar a un pez (capítulo 5), a un perro (capítulo 11), a un hámster (capítulo 24) y a un gato (capítulo 38). Odiosos son los dos grandes estrategas de los "negocios oscuros": el Conseguidor - por lo menos en éste se ve que sigue colado por Victoria después de muchos años - y el Croata - sin escrúpulos de ningún tipo, un salvaje inhumano -. La familia de las niñas desaparecidas tampoco se queda corta: los abuelos, riquísimos pero deleznables; su propia madre Adela, drogadicta y sin fuerza de voluntad; su padre, un canalla desaparecido.
 La poca humanidad de esta novela la pondrán Victoria - con magistrales monólogos interiores -, Jesús -ideal en su papel de ayudante cariñoso y preocupado -, Genaro - capaz de liquidar al más duro cuando se trata de defender a criaturas inocentes - y su amigo el Alemán - bebedor empedernido con cuatro perros y viviendo siempre en la calle -.
Hay momentos del libro memorables:
"Y le daba rabia, pero no el tipo de rabia desatada que se cura con un machetazo al perro, sino una furia antigua acomplejada llena de reproches a los suyos y a sí misma, esa violencia que no tiene cura porque carece de trayectoria y lo mismo se da la vuelta y te muerde el corazón"(página 51).
"- A ti no te han querido, chata, a ti lo que te pasa es que has estado rodeada de hijos de puta por todas partes menos por una, como la península, y esa una aún no te la has encontrado"(página 60).
"Nada espanta a la muerte. Tenemos la violencia metida en los sueños"(página 84).
"Hay tres violencias diferentes, de tres generaciones sucesivas:
La primera violencia es delicada, líquida, elegante, propia de un mundo de formas y piel de melocotón que ya hemos perdido definitivamente. Violencia muelle. Pequeña molicie criminal. Va por mi madre.
La segunda violencia es química. No viene de afuera, se revuelve desde dentro, pero se obtiene. Violencia adquirida por el desarraigo, viene del íntimo dolor y del pasmo. Va por mí.
La tercera es la violencia de un mundo navaja, afilado, puntiagudo. Nace de la pérdida total, no conoce las formas ni guarda información genética al respecto. Viene de fuera con crueldad. Es una violencia ejercida por el otro con toda su bestia actuando. Va por mis hijas, mis dos niñas que flotan en esa voluta de mi imaginación"(páginas 88 y 89).
Busca los tuyos leyendo esta extraordinaria novela negra. SALUD.




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