Hace unos años tuve la fortuna de visitar en París, la tumba de Jim Morrison, en el cementerio de Pere-Lachaise. Le dejé dos mecheros (siguiendo la tradición de millones de visitantes): uno de Sanlúcar de Barrameda, y otro, del Camino de Santiago. Hoy, 3 de julio, se cumplen 40 años de la muerte de una persona que no dejó indiferente a nadie.Una auténtica leyenda de aire fresco en un mundo cada día más corrupto. SALUD.
No hay comentarios:
Publicar un comentario