El puente de La Salve y el Guggenheim en plena noche.
No se cansa uno de pasear junto a la ría.
Una paz inmensa queda reflejada en ella.
La esfera de Jorge Oteiza, frente al Ayuntamiento, simboliza el nuevo Bilbao.
La ría ha revitalizado la ciudad y es su eje de referencia.
No se puede entender el Botxo sin subir en el funicular a Artxanda.
Además de una vistas maravillosas de Bilbao, nos encontramos con esta bella estatua de una huella dactilar.
Vista nocturna del Mercado de la Ribera.
Una vez dentro se hace necesario caer en la tentación de los pintxos.
Agudeza visual: ¿a qué equipo defienden?
Fabulosa su vieira rellena.
Más pintxos de otro local en la misma Plaza Nueva.
Merece la pena una visita a La Alhóndiga.
Presidida por una fuente con sus lámparas particulares.
Bancos psicodélicos en la sala de las columnas.
Ver desde abajo los pies y los movimientos de los nadadores impresiona.
Una de las cuarenta y tres columnas que se pueden contemplar en la sala.
La que más atrae a los niños y niñas.
Muy cerca de La Alhóndiga, el vistoso Teatro Campo Elíseos.
La sede del Banco de Bilbao con sus esbeltas columnas.
Y como broche final, la victoria del Athletic ante el Español, por 2 goles a 1. SALUD.
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