Hacía mucho tiempo que una película no me dejaba pegado a la butaca tras su finalización. Si se es empático te deja muy mal cuerpo. Te llena de dolor.
Magistral dirección del gallego - francés OLIVER LAXE, con unos personajes que se hacen querer y con los que el espectador sufrirá por ellos.
El terrible y hermoso desierto verá cumplir el destino de los protagonistas. Lo sabe todo pero no puede intervenir para cambiar las cosas.
Es una metáfora sobre el viaje de la vida misma, donde somos marionetas del destino inexorable. El padre y el hijo que buscan estoicamente a su familiar desaparecido en Marruecos, se enfrentarán a mortales circunstancias.
La fotografía (de día y de noche) es sencillamente magnífica. El sonar de los bafles te llega directamente al corazón.
Verla en el NUMAX de SANTIAGO, a solas con CELIA, ha sido hipnótico. SALUD.
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