Siempre es de agradecer que nos abran los ojos y nos enseñen la historia de nuestro pueblo. Por lo tanto, mis primeras palabras serán MUCHÍSIMAS GRACIAS al autor, FRANCISCO MÁRQUEZ HIDALGO, y al editor, JUAN ALCÓN ATIENZA ( se pueden seguir, en este blog, sus publicaciones de FORUM LIBROS: "La bruja de Sanlúcar", "Excidio" y "Dicha y suerte" ).
Se narrarán los treinta y tres días (del 29 de junio al 2 de agosto de 1873) que conmocionaron a Sanlúcar de Barrameda. Las estructuras políticas, económicas, sociales y religiosas se iban a enfrentar a las organizaciones obreras.
Son ciento cincuenta y ocho páginas divididas en nueve partes, a saber:
I. Presentación
II. Introducción
III. La Iª República en España. El movimiento cantonal y la A.I.T.
IV. La Iª República en Sanlúcar de Barrameda.
V. Epílogo
VI. Notas
VII. Cronología
VIII. Bibliografía
IX. Agradecimientos
Francisco Márquez, como buen maestro, llenará aquellas lagunas sobre nuestra historia que los diversos planes de estudios no fueron capaces de hacer. Es claro y conciso. "Así fue como se instauró la Iª República española: con un cambio de parecer de gran número de diputados monárquicos, con una participación mínima del electorado y con una sola candidatura: la republicana federal"(12).
Sobre el movimiento cantonalista también nos clarifica las cosas. "...la realidad es que de los más de ocho mil municipios con que contaba España, la rebelión se produjo aproximadamente en unos cincuenta, si bien hemos de reconocer que si no se hubiese reprimido rápidamente y con contundencia podría haberse extendido"(15).
¿Quiénes fueron sus protagonistas y qué reivindicaban?
"Los grandes protagonistas del movimiento cantonal fueron los republicanos federalistas intransigentes. La mayoría de ellos eran pequeños burgueses (comerciantes, artesanos, intelectuales, profesiones liberales) y trabajadores cualificados; pocos pertenecían a los extractos obreros. Sus reivindicaciones, más allá de las particularidades de cada lugar, se repetían: secularización de los bienes de la Iglesia (el anticlericalismo era constante en casi todos ellos), abolición de determinados impuestos de consumo (tabaco, sal), creación de órganos de gobiernos populares como las juntas o comités de salud pública, sustitución del Ejército regular por tropas milicianas y reformas sociales que beneficiasen a las capas más desfavorecidas"(16).
Pero en Sanlúcar - junto con Alcoy - intervinieron especialmente los internacionalistas. "Para los internacionalistas, salvo en estas dos ciudades, el movimiento cantonal fue un movimiento político y burgués"(17).
El Capítulo IV, con sus tres partes (La llegada de la República, El Cantón sanluqueño y la República conservadora) debería ser materia de estudio para nuestro alumnado. Que no salgan del Instituto con el vacío que nosotros salimos hace cuarenta años.
Madrid nunca apoyaría las iniciativas sanluqueñas. "El gobierno central no está dispuesto a ponérselo fácil al Cabildo sanluqueño, pese a que las propuestas puedan ser sensatas o útiles"(45).
Pero sus propuestas eran más que razonables. "El problema más acuciante que encuentra el Ayuntamiento es el de los jornaleros, que son la mayor parte de la población activa y que viven en la más absoluta miseria"(53).Un juez severo pondría las cosas muy difíciles. "La clausura del local de la Asociación de Obreros va a tener una trascendencia fundamental en el transcurso de los acontecimientos"(56-57).
"Natural era, pues, que nuestra actitud espantara a los hombres de la burguesía, como espanta al criminal la voz de su conciencia"(58).
Llama poderosamente la atención que un 45% de los trabajadores sanluqueños en 1873 pertenecieran a la Federación local de la A.I.T. "Desconocemos cuáles son las causas de tan numerosa afiliación, por lo que habría que investigar sobre el particular. El consabido argumento de la dramática situación de los jornaleros sanluqueños es una verdad incontestable, pero insuficiente. En otros muchos lugares de Andalucía y Extremadura sus condiciones no eran mejores y no se llegó ni por asomo a esas cifras"(93).
Tres alcaldes representarán las tendencias imperantes en la Iª República sanluqueña: la moderada (con el alcalde Antonio González Peña), la intransigente (con el alcalde Eduardo Gutiérrez) y la internacionalista (con el alcalde Antonio Cuevas Jurado).
El juez de Primera Instancia, Tomás Solanich Fuster, ordena desalojo de la sede obrera, precinta sus puertas y se lleva las llaves. Posteriormente, tendrá un papel importante con los detenidos tras el fin del cantonalismo. Trescientos carabineros procedentes de Sevilla, bajo el mando del coronel Soria Santa Cruz entran en Sanlúcar el 2 de agosto de 1873.
Concluimos con las certeras palabras de Francisco Márquez. "Así que podemos decir que lo que ocurrió entre el 29 de junio al 2 de agosto del 1873 fue una revuelta social tibia y pacífica que coincidió en el tiempo y en el contexto con el movimiento cantonal"(126).
"Para concluir podemos afirmar que, pese a los miedos y temores de algunos sectores, en el cantón sanluqueño abundaron los excesos verbales, la desmesura, la sobreactuación, la puesta en escena y la provocación; pero sus dirigentes no se atrevieron a contravenir las leyes vigentes y aún menos a acabar con la propiedad privada, como anhelaban algunos de sus camaradas. Solo algunas medidas anticlericales estuvieron a punto de cruzar la línea roja. Por eso es incomprensible la represión que sufrió gran parte de la clase obrera"(130).
No pierdan la oportunidad de disfrutar de esta obra de FRANCISO MÁRQUEZ, hija de SANLÚCAR. SALUD.
P.D. Permítanme un recuerdo solidario para el maestro de párvulos, Ricardo Rosales, participante en el movimiento cantonal que fue suspendido de empleo y sueldo hasta "que decida la justicia". Eran malos tiempos para los docentes comprometidos con la justicia social.
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