Es el mejor regalo que pueden hacerme: un partido en SAN MAMÉS.
Conforme se hace uno mayor más aprecio los buenos momentos.
Siempre he entendido el deporte como una fraternidad universal.
Nueva estancia enfrente del maravilloso teatro Arriaga.
Entrada a la Plaza Nueva.
Aquí se tapea muy bien.
Lo más caro otra vez más, desayunar en el aeropuerto.
Tenía el banquillo a pocos metros.
Una copa en el WINSTON CHURCHILL es ideal para festejar el triunfo europeo.
¿Qué más se puede pedir? SALUD.
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