La segunda temporada de NARCOS (MÉXICO) supera en intensidad y profundidad a la primera. El grado de corrupción de los políticos de México y Estados Unidos no tiene fin. La autodestrucción moral de Miguel Ángel Félix Gallardo (el gran capo de la Federación) es inexorable. Supongo que la tercera temporada supondrá el caos definitivo.
No debemos olvidar que quien tiene la palabra tiene el poder, y la
historia del narcotráfico en México de esta serie está narrada por un
agente de la DEA, por tanto no faltan los sesgos dualistas del "bien y
el mal", ni los aires patrióticos estadounidenses que incomodarán a
cualquier mexicano.Han sido diez capítulos ideales para una maratón en casa. "Narcos: México" termina de contar la historia de
Miguel Ángel Félix Gallardo como "Jefe de jefes" de la Federación, pero,
como todos sabemos, el largo y tortuoso relato del narcotráfico en
México está lejos de terminar con la caída de ese personaje, por tanto
la serie se queda con las bases para otra de una etapa más conocida y
más ficcionada de la historia del narcotráfico en México, la que tiene
que ver con Joaquín "el Chapo" Guzmán, Amado Carrillo Fuentes y la familia Arellano Félix.Una de las piezas fundamentales de esta segunda temporada de "Narcos México" son las elecciones presidenciales de 1988,
las más polémicas de la historia de la democracia en México y que
influirán y mucho en la trama de toda la temporada, aunque seremos
conscientes en el tramo final. También es imprescindible hablar del
enorme papel que hace Gerardo Taracena como Pablo Acosta, el jefe de la plaza de Juárez que tendrá la trama secundaria más interesante de todas las de la serie. SALUD.
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