A continuación transcribo dos artículos publicados.Uno, -en su sin igual foro- por el gran fotográfo y mejor persona, Miguel Furlock.Otro, en la maravillosa movilizacióneducativa.net por 123raus.
Estos valen más que cualquier complemento recibido en base a las meras apariencia y sumisión.
LOS APOYOS,LOS DE VERDAD.
Holas amigas y amigos,
os contaré un cuento. Hubo una vez en una ciudad cercana a la desembocadura de un gran rio...
... un señor extraordinario, que daba clases a nuestros hijos en una escuela. Ese señor, tímido y aparentemente débil, lograba que nuestros hijos llegasen a cierta edad, bloqueando con éxito más de un infortunio con su dedicación, imaginación y brillantez.
Durante muchos años, su postura crítica con el aparato de la educación tuvo sus écos de aplausos, de apoyos y de respuestas menos agradables. Pero en el fondo, todos estaban de acuerdo, en que era un luchador nato, siempre dispuesto al diálogo.
Un buen día, ese señor se quedó sólo en una estúpida votación. Estúpida, porque cuando entre compañeros hay que votar, siempre queda alguien con todas las de perder. Peor aún: cuando se vota algo que no tiene pies ni cabeza, el voto discordante aunque inútil en su peso legal, se convierte en losa a cada paso.
Así no era de extrañar, que a nuestro hombre se le estigmatizó con virulencia. Tampoco, que casi todo el mundo se le echara encima. Menos aún, que le retirasen todo, no sólo los apoyos, sino también el derecho de seguir siendo uno entre muchos.
Nuestro amigo se quedó literalmente muerto. Le costó levantarse cada día, le costaba cada día un poco más. Luego, durante las largas horas en medio de espinas dónde antes las cosas tenían nombre y sentido, las taquicardias, el sudor frío, el quedarse sin aire, la opresión en el pecho, el nublarse la vista. Ataques de nervios primero, de pánico más tarde, demasiado pronto, como de costumbre en estos casos de aislamiento social.
El resto del cuento no lo voy a contar, porque normalmente en ese punto no hay ninguna coma, ni punto que pueda frenar, aunque sea en lo más mínimo el último capítulo.
A mi me parece muy bien que ese hombre del cuento, en este caso mi amigo, haya votado en contra. Me parece estupendo que los demás hayan votado a favor. Así son las votaciones.
Lo que me parece un craso error, es pensar que después de una votación siga la votación. No sé de dónde sacáis esa idea, pero para vuestra mejor información, se considera a las votaciones como herramienta de pacificación y resolución. Una vez que hay un resultado inapelable, se termina el asunto. Para eso, y sólo para eso se vota. Nunca se vota por dinero, jamás por nada más ni menos que para terminar con una situación de incertidumbre.
Y una vez que se haya votado, se acabó el circo. Todos vuelven a remar en la misma dirección, sea cual sea el resultado de la votación. Sé que mi amigo rema SIEMPRE en la dirección de la mejor enseñanza posible, incluso a costa de la educación de su propio hijo, incluso a costa de atenderse a él mismo. Antepone su trabajo, su compromiso y su corazón con la enseñanza. A ese hombre, le dolerá que sea el único quien dijo que no a esa oferta de dinero, pero nunca le llevaría a minar absolutamente nada después de conocer el resultado de la votación.
Es un hombre fuerte, aunque no lo parezca. Lo es para ocuparse de los problemas de los demás, pero no lo es para ocuparse de los problemas que se causa él mismo o los demás. No sabe atenderse a si mismo, porque no ha parado de atender a los demás.
Con eso de amargarle la vida ahora, sólo se demuestran dos cosas: una es que desgraciadamente habéis perdido los papeles, y la segunda que mi amigo, con su voto emitido, os recuerda demasiado a la votación en cuestión, y no precisamente para alegraros el día.
Mi abuelo, y mi padre me decían siempre, que me cuidara de no aceptar nunca una oferta fácil. Cuando las veía en la tele, siempre me decía para mis adentros: 'que torpe, ¿pero no ve que por ese fajo va a perder....', etc. Con los años he comprendido que mi abuelo y mi padre tenían toda la razón, aparte de que las películas en este particular caso están a la par con la realidad.
Pero bueno, vosotros habéis votado por ese fajo, y mi amigo ha hecho caso a mi abuelo, a mi padre, y a posiblemente cien millones de telespectadores, cuando exclaman en el momento crítico eso de 'NO LO COJAS, NOOOOO!'.
Pero ya se acabó. Ahora ya no se puede hacer nada más. Ya se votó. Ya, los que votaron que sí, cobrarán su parte. Y ahora, las cosas han de seguir como antes, incluso mejor.
No me da igual lo que tenga que sufrir mi amigo. Me haré cargo de él, y si tuviese que dejar el trabajo por la presión a la que está expuesto, le encontraré enseguida un trabajo que le mantenga a flote. Por ese lado no tengo yo ninguna preocupación, sino que me ocupo.
Es la otra parte. Yo no creo que nadie en esta ciudad esté en condiciones de prescindir, de machacar, de ensayarse o de agobiar a un luchador como nuestro hombre. Es de los que se lanzan primeros contra un problema, los que se exponen y así permiten que otros puedan reaccionar. Es de los que no paran de pensar en como mejorar las cosas. A su manera, algunas veces acertando por suerte, otras por laborioso, y algunas fracasando como no.
No hay muchos como él, y sin él vuestro lugar de trabajo ya no será el mismo. Perderá, y en eso no hace falta votar para saberlo.
Además, si detrás de ese aislamiento y corte de puentes se escondiesen, aunque mínimamente, un sentimiento de culpa o la duda, con triturar a mi amigo sólo aumentarán.
Eso sí, aunque él no sepa defenderse, cuenta con amigos suficientes, que le apoyarán de verdad. Lo harán con las mismas ganas que yo, y la clara convicción de que esta situación es fruto de largos años de deterioro de la enseñanza pública, un traslado de la problemática a nivel personal, aumento de crispación y nerviosisimo.
Nuestra defensa de mi amigo será por tanto siempre respetuosa con vuestra decisión, pero contundente con llamar las cosas por su nombre, al menos inicialmente, para que quizá así, algunos puedan despertar y rectificar. No su voto, sino su actitud.
Y si esto no sirve, ni tampoco otros pasos ya mucho más suaves aún, entonces simplemente nos centraremos en ocuparnos de nuestro amigo.
Puede que de hecho así sea, y que todo esto derive en lo que tenía que pasar. Quien sabe lo que nuestro amigo pudiera hacer, si estuviera libre de ataduras de horarios y clases, sin esa presión constante, y en un entorno de cooperación concentrada.
Puede que haya llegado el momento de comprender que ya ha hecho todo por su profesión, y que ahora se merezca disfrutar de ella.
No prosigan con esquinarlo. Lo perderán.
Y nosotros lo ganaremos.
Salu2
Miguel Furlock
(Para quien no comprende este mensaje, sea dicho que es una muestra visible de apoyo por parte de algunas personas que tienen en estima a un señor que lo necesita. Aunque no impresione lo suficiente a nadie de quienes deban reaccionar con urgencia, siempre será suficiente para que ese señor se relaje un poco, y encare o bien un último capítulo con tranquilidad, o bien empieza uno nuevo como sería lo normal, después de cualquier votación.)
SOBRE EL PROGRAMA DE CALIDAD DE ENSEÑANZA
No conozco integralmente el famoso Plan de Calidad del que ustedes hablan. ¿Consiste únicamente en incentivar al profesorado económicamente y en darle una prima si los resultados educativos son mejores?
Yo voy a criticar concretamente esta medida.
Voy a ver la cuestión desde la perspectiva de la Administración, el profesorado y los padres.
EL PUNTO DE VISTA DE LA ADMINISTRACIÓN.
Posibilidades:
- La Administración cree que el profesorado está mal remunerado, y que eso causa su desmotivación y perjudica su labor. En tal caso, lo honrado es aprobar un aumento de sueldo.
- La Administración cree que el profesorado está correctamente remunerado. En tal caso, no sería justo aprobar ese incentivo que propone el Plan de Calidad.
EL PUNTO DE VISTA DEL PROFESORADO.
Posibilidades:
- El profesorado no se siente bien pagado. En tal caso, su deber democrático es exigir al gobierno un aumento de sueldo.
- El profesorado se considera bien pagado. En ese caso, lo honrado es hacer el trabajo todo lo bien que se pueda. No hay justificación para aceptar más dinero. Aceptarlo sería simple ánimo de lucro.
IMAGINEMOS LOS RESULTADOS.
Si los resultados educativos mejoraran significativa y objetivamente, ¿qué pueden pensar los padres de los alumnos?
El padre podrá pensar: “¿Qué ha ocurrido aquí? Si hay incentivo, entonces los maestros se implican a fondo. Sin incentivo, no. Lo único que ha cambiado respecto al pasado es la cuestión del incentivo monetario. Por tanto, el fracaso escolar se debía a la baja implicación del profesorado.
Supongamos que esta fuera la manera habitual que adoptara el gobierno para combatir los malos resultados de otros sectores laborales. Por ejemplo: digamos que, según estudios fiables, en las UCIs de nuestros hospitales hubiera un índice de mortalidad muy superior al de la media europea. El gobierno diría: “Vamos a mejorar esto con un incentivo para el personal sanitario de UCIs: habrá prima si hay un descenso de la tasa de mortalidad. Dando por supuesto que el personal ya estuviera bien remunerado (o incluso aunque no), sería éticamente escandaloso que a partir de entonces la mortalidad de los enfermos ingresados en cuidados intensivos bajara significativamente.
Sí, ya sé: no es lo mismo el trabajo para salvar vidas humanas que el trabajo de la enseñanza, pero lo cierto el trabajo del personal sanitario no “debería” mejorar por la promesa de una prima, y creo que la eficacia del profesorado tampoco. Si mejorara, habría una sospecha ética fundada.
Eso de las primas quizá pueda valer para terrenos mucho menos delicados, como el fútbol y cosas por el estilo (y probablemente ni en esto). Pero en modo alguno debería valer para mejorar la enseñanza.
Este gobierno lo está haciendo garrafalmente mal en materia de educación. Ese Plan de Calidad es un atajo fácil que no conducirá a nada.
El problema de la educación radica en factores tales como:
- Pérdida de competencia y autoridad del profesorado. Si los gobiernos quieren más calidad de enseñanza, ¿por qué motivo no puede un profesor expulsar temporalmente a los alumnos que revientan sistemáticamente las clases? ¿Cómo es que en vez de exigir más esfuerzo a los alumnos, se les deja pasar al curso siguiente con más asignaturas colgando? ¿Cómo es que se permite -o se ha permitido- que los padres decidan que los críos pasen al curso siguiente?
- Falta de preparación pedagógica de base. El profesorado se las tiene que arreglar con hacer cursos en horario no laboral.
- Divorcio casi total de padres y escuela. Sin comentario.
- Baja o nula autoridad e implicación de los padres en la educación de los hijos. ¿Por qué no una campaña seria para combatir la ideología permisiva practicada por los padres y, en general, por la sociedad? Seguramente, porque los mismos gobiernos creen en la bondad de esa ideología.
- Ausencia de una política educativa de estado. Las leyes educativas no deberían cambiar con la menudencia con que aquí cambian.
- Desprestigio general, secular y posmoderno de la cultura, la educación y la inteligencia.
- Desprestigio general de la filosofía, como bien claro ha quedado con el recorte de horas que ha denunciado recientemente Marina.
Señores políticos, si quieren que los profesores y los alumnos hagan bien sus deberes, empiecen ustedes por hacer bien los suyos.
Saludos.
123RAUS
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