lunes, 12 de octubre de 2015

WOODY ALLEN NUNCA DECEPCIONA


Ya es uno de los clásicos del cine actual, casi un mito de los siglos XX y XXI, y nunca, decepciona. "Irrational man" sigue la estela de películas anteriores ("Delitos y faltas", "Match point", "El sueño de Cassandra") del propio autor, retomando las cuestiones que inquietan a nuestro filosófico director: el sentido de la vida, el crimen perfecto, la justicia humana, las relaciones amorosas.
Esta vez utilizará a un destacado y afamado profesor de filosofía, Abe Lucas (Joaquin Phoenix), y a dos mujeres, la alumna Jill Polar (Emma Stone) y la interesantísima profesora de química, Rita Richards (Parker Posey) para desarrollar una historia inquietante desde todos los puntos de vista éticos. ¿Podemos colocarnos en el papel de ejecutor de la justicia para hacer un mundo mejor? Durante la película se mencionará a Kant, a Kierkegaard, a Albert Camus, a Hanna Arendt. ¿Es justo matar a un juez que va a quitarle sus hijos a una buena madre? ¿Cómo reaccionar ante la acusación a un inocente de un teóricamente crimen perfecto? No son cuestiones fáciles y de hecho al final de la película, cada espectador tendrá su propia opinión y sus propias conclusiones sobre un final abierto a conjeturas.
Después de toda una vida racional, el profesor Abe Lucas, saldrá de su depresivo presente con un irracional de deseo de "traer la justicia al mundo" (sus anotaciones al libro "Crimen y castigo" de Dostoievski son evidentes) y recuperará el ansia de vivir, de amar, de viajar, de practicar sexo. Enésima versión del doctor Jekyll y mister Hyde, nos deja con las dudas morales de siempre, y la incapacidad muchas veces de juzgar a los demás. Después de un casi crimen perfecto (nunca podrían acusarlo formalmente) lo que no contaba es que fuesen a acusar a otra persona, a un inocente. Ahí se tambaleará su idea de haber hecho justicia, de haber mejorado el mundo.

Escenas fundamentales:
1. La llegada del profesor de filosofía a la universidad en su coche, con sus gafas de sol puestas, sus monólogos y la petaca de whisky en mano.
2. Sus primeras clases con los nuevos alumnos y la disertación sobre los "imperativos categóricos" de Kant y otros filósofos morales.
3. La escucha de la conversación de la madre con sus amigos y familiares sobre el futuro que espera a sus hijos cuando el juez -amigo del abogado de su marido - les separe de ellos.
4. El acierto con el número 17 de la ruleta de la suerte en el parque de atracciones, y la posterior elección por parte de ella, de la linterna como regalo.
5. El intercambio de vasos de zumo de naranja en el banco del parque entre el profesor Abe y el juez.
6. La cena con los padres de Jill Polar y las conjeturas sobre el supuesto asesinato del juez por cianuro.
7. La noche loca con la madura y agradable Rita Richards quien ansía vivir en España.
8. La temeridad de practicar la ruleta rusa, medio bebido, entre estudiantes durante una  fiesta en casa de una de ellas.
9. El ascensor con las puertas abiertas hacia la muerte y que decidirá el final de la trama.
10. Las reflexiones finales en la orilla de la joven estudiante después de unos años pasados los acontecimientos.

Película muy recomendable para personas de mi generación y que ya conocen de sobra a este genio del cine. SALUD.

P.D. Resulta triste que tengamos que salir de Sanlúcar para ver películas de cierta entidad. Ojalá empiecen a reservar una sala en Al-Ándalus para cinéfilos. Les puede resultar rentable. Gracias.

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