Sexta obra de la colección del comisario Montalbano, compuesta por veinte relatos cortos donde hay un poco de todo - asesinatos, suicidios, mafia, robos, venganzas personales, infidelidades por doquier,...-. Igual que la anterior - ver "Un mes con Montalbano" - ideal para leer en esperas de cualquier tipo.
En conjunto, me quedo con el elemento humano, sus personajes más imborrables, a saber:
* los actores Andrea di Giovanni ( 84 años, jubilado y natural de Vigàta) y Emanuela Zaccaria ( 82 años, jubilada y natural de Roma) quienes viven una tierna y bella historia de amor, en el relato "El ensayo general".
"Cuando nos casamos, yo tenía diecinueve años y él veintidós. Siempre hemos estado juntos, jamás aceptamos contratos con compañías distintas y, por este motivo, algunas veces llegamos a pasar hambre" (pág. 20)
* la pobre María Castellino, puta septuagenaria, muy discreta y reservada, casada con Serafino, camarero en el bar Pistone y que seguía ejerciendo en su superlimpio catojo;
* la señora Tòdaro, de ochenta y cinco años, que no era practicante por fe, sino más bien por falta de sueño - del relato "El gato y el jilguero" -;
* Antonio Firetto, de 70 años, que sin saber leer ni escribir, compone poesías ( del relato "Sostiene Pessoa" );
* Giovanni Tarantino ( del relato "Como hizo Alicia"), cuarentón de aire distinguido, buscado desde hacía un par de años por estafa, uso de cheques sin fondos y falsificación de letras de cambio pero con un talante tan abierto y cordial que se ganaba la confianza y la simpatía de la gente;
* el magistrado Leonardo Attard, paseante playero todo de negro y con reflexiones profundas ("¿He conseguido en todo momento separar mi vida privada de la aplicación de la ley?¿He conseguido siempre que mi mal humor, mi idiosincracia, las cuestiones domésticas, los dolores, los momentos de felicidad no mancharan la página en blanco sobre la cual estaba a punto de dictar una sentencia?¿Lo he conseguido o no?"(pág. 243);
* la inteligentísima Simona Minescu ( de "Una buena mujer de su casa"), quien demostrará ser una aguda investigadora particular, en el asesinato en Roma de su padre por un político rumano de la nueva ola;
* la bellísima Djalma ("La voz era inconfundible y por teléfono tan sensual que le hacía hervir a uno la sangre en las venas" -pág. 292); o por último,
* el desgraciado Rocco Pennisi, licenciado en Ingeniería y condenado injustamente a treinta años de cárcel por un homicidio que no cometió ("Señor director, en aquella época, los jueces sólo tenían un ojo, el que les permitía contemplar los delitos comunes, incluido el homicidio, con inflexibilidad. El otro ojo, el que hubiera tenido que ver la mafia, la corrupción de los políticos y otras cosas por el estilo, ése no, ese lo mantenían cerrado" - pág. 308).
Particularidades de Montalbano:
* bajo la ducha, se pone a cantar con toda la fuerza de sus pulmones "O toreador ritorna vincitor" (pág. 57);
* es aficionado a leer las páginas necrológicas de los diarios;
* le fastidia llevar paraguas, no lo puede evitar;
* la inutilidad del agente Catarella le saca de quicio ("El comisario supo en aquel momento que cualquier día aparecería en un periódico un titular de este tipo: "El comisario Salvo Montalbano dispara contra uno de sus agentes" - pág. 138);
* suele releer el libro "La cuerda loca" de Sciascia para comprenderse un poco mejor a sí mismo";
* odia firmar documentos y se le paraliza la mano ("la curiosa parálisis de la mano derecha que le impedía no sólo redactar aquellos documentos, sino también firmarlos. Los odiados documentos eran informes, circulares, memorias, comunicaciones y certificados burocráticos exigidos por las instancias competentes");
* sigue con sus peleas con la novia de siempre, Livia ("Pues no, no pasaría con su Livia la Nochevieja. Ambos habían tenido una discusión tremenda, de ésas tan peligrosas que empiezan con un "vamos a reflexionar con calma" y acaban inevitablemente de mala manera" (pág. 319).
Platos exquisitos:
* rollitos de berenjenas con pasta y requesón rallado;
* pulpitos hervidos y aliñados con sal, pimienta negra, aceite, limón y perejil;
* sardinas a beccafico;
* los arancini de su empleada de hogar, Adelina ("¡ Dios mío, los arancini de Adelina ! Los había saboreado sólo una vez: un recuerdo que seguramente le había penetrado en el ADN, en su patrimonio genético" -pág. 321 -).
P.D. A destacar el relato surrealista, "Montalbano se rebela", donde se enfrentará a su autor Andrea Camilleri. SALUD
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