sábado, 24 de mayo de 2014

Lectura Recomendada: "Educación para la Ciudadanía" C. Fernández, P. Fernández y Luis Alegre


Es hora de espabilar también en la escuela, de volver a la lucidez y a la resistencia, de educar en la construcción de otro mundo, más solidario y menos cruel.
Libro para los que quieran y se atrevan a saber la verdad: la democracia comenzará el día que se ponga fin al chantaje con el que el capitalismo educa para la ciudadanía. Quedará demostrada la incompatibilidad esencial entre capitalismo y democracia, entre capitalismo y parlamentarismo. 
No dejará títere con cabeza. Y los filósofos, no son excepción.
Flaco favor han hecho pensadores de la talla de Savater, Sartori, Rorty, Enzensberger o Habermas ( pág. 230), contra lo que dicen luchar. Las medias verdades se convierten en cómplices del brutal sistema económico.
Ahora entiendo el porqué no haya sentado nada bien en los "ambientes intelectuales orgánicos" este manual escolar. 
Ninguno de los otros que he tenido la oportunidad de leer, ha sido tan claro como éste.  Ningún otro ha querido desmontar los dos mitos fundamentales sin los cuales se haría mucho más difícil mentir en la sociedad capitalista. 
El primero es el mito del liberalismo económico - ¿cuántos miles de personas huyen en multitud de países de la fría, ciega y genocida libertad del mercado?; ¿ por qué los países que más predicaron el liberalismo, como Inglaterra, jamás aceptaron aplicarse las reglas del libre comercio?; ¿no sería una receta que querían ver funcionando sólo en cabeza ajena? -. 
El segundo puede resumirse en la idea de que el capitalismo histórico ha sido y sigue siendo compatible con un estado de Derecho. Recuérdese a Henry Kissinger (secretario de Estado de EEUU) en 1973 con ocasión del golpe contra Allende:"Si hay que elegir entre sacrificar la economía o la democracia, hay que sacrificar la democracia".
"El capitalismo ha conducido al mundo a un callejón sin salida, una matanza cotidiana y un suicidio global que amenaza la supervivencia misma del planeta: una realidad que, además, sólo puede ser gestionada por la dictadura imperial de grandes corporaciones económicas, un imperio frente al que no pueden nada los parlamentos nacionales. Es el fracaso definitivo de las aspiraciones políticas de la Ilustración. "La pedagogía del millón de muertos" (Santiago Alba) ha sido la verdadera "educación para la ciudadanía", que hemos tenido hasta ahora.

¿POR QUÉ HA RESULTADO ESTA OBRA ALTERNATIVA TAN BRUTALMENTE TRATADA? QUIZÁS TENGA ALGO QUE VER CON EL PROBLEMA ESPINOSO DE LA CULPA.

Está perfecta y radicalmente ilustrado por el crítico Miguel Brieva - quien podrá gustar más o menos pero no te deja nunca indiferente - azotándote la conciencia. Veintitantas viñetas sin desperdicio alguno, de gran agudeza visual.
Doscientas cuarenta y siete páginas divididas en cinco capítulos, a saber:
I. La aventura de la Ciudadanía.
II. Razón y Libertad: el lugar de cualquier otro.
III. El Estado de Derecho y la división de poderes.
IV. Capitalismo y Ciudadanía.
V. Capitalismo y Socialismo. El estado de Derecho y la ilusión de ciudadanía bajo condiciones capitalistas.

A ello se unirá un Epílogo.

Parten de una primera evidencia fundamental:
"Nunca podemos estar seguros de no equivocarnos respecto de lo que es justo y lo que no. Nadie puede pretender nunca ser un portavoz privilegiado de la razón y, precisamente por eso "el método" al que los simples mortales no podemos renunciar en los asuntos prácticos es la división de poderes, columna vertebral del estado de Derecho"(pág. 108).
"Se trata, en definitiva, de recordar que todo depende de que nadie ocupe el lugar de la ley"(pág. 111). "Con lo que las leyes no son más que la gramática de la libertad"(pág. 114).
En estas ideas se resumía el "espíritu" de la Ilustración: constituir una realidad en estado de derecho, edificar una sociedad por medios políticos a partir de la razón y de la libertad.
Pero en vez de Ilustración tuvimos capitalismo. Craso error.

Inmanuel Wallerstein, tras escribir una obra monumental sobre la historia del capitalismo, concluía diciendo que se trataba del sistema más absurdo que ha conocido la humanidad. "Todo el mundo produce más para no perder mercado, resistir la competencia y ser el último en quebrar, es decir, para poder seguir produciendo más y más indefinidamente. El sistema es tan absurdo que su mayor problema acaba siendo la sobreproducción. El capitalismo vive continuamente bajo la amenaza de la crisis económica. Pero no porque falten productos, sino porque sobran. Se trata de una situación que, humanamente hablando, es disparatada" (pág.122).

Hoy la conclusión está clara: "Si hay que elegir entre sacrificar el capitalismo o sacrificar la ciudadanía, se sacrifica la ciudadanía"(pág. 131). Todas las medidas que estos organismos (FMI, Banco Mundial,...) proponen para "sanear las economías nacionales" son siempre aquellas medidas que exigen un sacrificio más costoso a la población. Hace décadas todavía había quien se creía que tanto sacrificio acabaría por compensar. Hoy día ya no hay quien se crea ese cuento.
"Está completamente claro que una economía sana es perfectamente compatible con una sociedad muriéndose de hambre"(pág. 135). "Jamás hubo ningún rey o ningún dios que poseyera el poder que concentran hoy día algunas corporaciones económicas. Estas corporaciones son empresas privadas que funcionan enteramente al margen de las decisiones ciudadanas"(pág. 143).

Modelo de ciudadanía y su ilusión

"La ciudadanía es, decían los filósofos griegos, la condición por la que el hombre puede, en lugar de limitarse a vivir, aspirar a llevar una vida buena. Es el derecho del hombre a que la incansable tarea de sobrevivir no le impida vivir. Pero sin ley no hay ciudadanía"(pág. 183). Y a lo que podemos aspirar "nosotros los hombres" - como solía expresarse Kant - no es a que un Dios nos regale la mejor de las leyes (para tener la mejor de las ciudades), sino a "un marco legal en el que la ley pueda corregir a la ley". Hasta el momento todo ha sido una mera ilusión, un espejismo político, una ilusión óptica que "ha hundido al hombre occidental en un inusitado analfabetismo moral y que viene sirviendo de base y de coartada a la sobrecogedora tranquilidad de conciencia con que asistimos a los más horrendos crímenes, a las más despiadadas carnicerías y a los más devastadores genocidios"(pág. 223).
"Esta ilusión de ciudadanía, como queda estremecedoramente patente en nuestros periódicos y nuestros telediarios, en nuestras revistas de opinión, nuestras tertulias radiofónicas y en general en toda nuestra atmósfera ideológica e intelectual, ha herido de muerte la capacidad de juzgar de nuestra época y ha dotado a nuestras conciencias de una insólita indigencia para la distinción del bien y el mal"(pág. 223)

Un poco de historia

Pero en cambio, lo estremecedor es el hecho espeluznante de que, en todo el siglo XX, no podemos poner ni un solo ejemplo de una victoria electoral anticapitalista que no haya sido seguida de un golpe de Estado o de una interrupción violenta del orden democrático. Ejemplos, a saber:
Guatemala (1944), Irán (1953), Brasil (1961), Indonesia (1963), República Dominicana (1963), Chile (1973), Bolivia (1980), Haití (1990),...En Europa pone los vellos de punta, la Red Gladio - organización multinacional creada para contrarrestar el crecimiento electoral de fuerzas de izquierda capaces de influir sustancialmente en el escenario político - que Giulio Andreotti desveló en agosto de 1990. Operó en la República Federal Alemana, Austria, Luxemburgo, Holanda, Noruega, Suecia, Bélgica, Suiza, Turquía, Grecia,...En fin, una auténtica pesadilla pero eficaz para sus intereses. Así estamos. ¿Qué nos cabe esperar? ¿Por qué no se enseña esta intrahistoria en los colegios? ¿Se pretende reducir la lucidez y la resistencia del joven alumnado? Por favor, que sean conscientes de lo que hay fuera de sus centros. SALUD.

P.D. Termino. Desde un punto de vista ético, lo preocupante no es la polémica sobre el contenido de este libro sobre Educación para la Ciudadanía - puede ser muy enriquecedor el contraste de muchas opiniones diferentes -, sino la certidumbre que "el comienzo del siglo XXI adolece de una deformidad que sólo es comparable a lo que Hannah Arendt - ver reseña cinematográfica publicada en este blog "Solo el bien puede ser consciente y radical - "llamó el "colapso moral" de la Alemania nazi. La tranquilidad de conciencia que mantenemos pese a todo no sólo es reprobable por lo que ignora, sino porque, además, sirve de coartada a los amos del mundo para seguir con la carnicería. 


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