sábado, 10 de mayo de 2014

El ingrediente secreto del sexo es el amor (Cantus Firmus)



Esta película - volumen I - del polémico Lars Von Trier, se divide en cinco capítulos, a saber:
I. "La perfecta pescadora de caña".
II. Jeróme.
III. La señora H.
IV. Delirio.
V. La escuela del pequeño órgano.
Nos internaremos en la vida sexual de una joven/madura llamada Joe (magistrales Stacy Martin y Charlotte Gainsbourg) quien buscará el sentido último de su personalidad, de su imposibilidad de amar. 
Se darán similitudes curiosas con la pesca de caña - sus trucos -, con las puertas automáticas de los grandes almacenes - entradas y salidas -, e incluso ya más profunda, con la perfecta polifonía de Bach. 
Joe comienza afirmando "soy una mala persona" antes de relatar su historia al buen samaritano Seligman ( magnífico Stellan Skarsgard). Amaba a su padre (Christian Slater) quien le transmitió su amor al bosque (y especialmente al árbol mágico, el fresno) pero no sintonizaba con su fría y distante madre ("yo odiaba sus solitarios"). Irá reconociendo  que el deseo sexual provoca la destrucción, y que su ninfomanía la volvía cada vez más insensible ("terminé rodeada de soledad y lágrimas"). Sólo encontrará la paz cuando revisa en su cama su viejo herbolario. 
Duele ver como no le es posible amar ("el amor no es ciego, distorsiona las cosas, o peor, el amor es algo que uno nunca ha querido").
Por otra parte, Lars Von Trier jugará con el espectador ( a veces parece que se cachondea, no sé, es una sensación ). Sólo pongo dos ejemplos: la relación con las teorías numéricas de Fibonacci ("nunca he olvidado aquellos humillantes números 3 + 5"); y, la teoría de Seligman (" si tienes alas por qué no vas a volar ? ") de dividir en dos a la Humanidad según se corten primero las uñas de la mano izquierda (sería la tendencia al placer) o de la derecha. 
Creo que es síntoma de inteligencia - por parte del director - dejarte con esa ambigüedad rondándote la cabeza.  Cuando vea el volumen II podremos sacar conclusiones finales.


Escenas a recordar:
* La cuidada toma inicial a cámara lenta de la lluvia después de mantenernos un minuto en negro;
* "El juego de las ranas" de las dos niñas en el cuarto de baño, a escondidas de los padres;
* La "sensación" de la cuerda del gimnasio entre las piernas, en las clases de educación física;
* Los cuentos pedagógicos de su padre en pleno bosque que llenaron su infancia de felicidad;
* Aparcando el coche que no es capaz de hacerlo su primer amante, con las líneas geométricas sobreexpuestas;
* El puzzle que le recordaba a Jeròme mientras se masturbaba;
* Uma Thurman como esposa despechada con sus tres hijos en la casa de Joe ("vamos a ver el sitio favorito de papá");
* Las caricias en la cabeza a su padre moribundo en el hospital con lágrimas en los ojos ("cuando murió no me quedaron sentimientos" pero también un inquietante "fue vergonzoso...lubriqué");
* La competición sexual entre las dos amigas durante el trayecto de un tren cual marcador futbolístico;
* Los paisajes invernales durante los paseos con su padre ("en invierno es cuando realmente vemos las almas de los árboles con sus troncos desnudos");
* La triple imagen - de los últimos diez minutos - comparando sus andanzas de tres amantes con la polifonía y armonía de Bach.
En resumen, absténganse los que sólo busquen una película pornográfica y vengan los que se preocupen del problema del "vacío existencial" de este siglo XXI. SALUD.


P.D. Como dice en la película Seligman :"Uno nunca es demasiado viejo para aprender". Pocos cines de la provincia se han atrevido al pase de esta obra del "danés maldito".

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