jueves, 1 de mayo de 2014
¿Debemos poder olvidar? (La culpa)
El director iraní Asghar Farhadi nos da una lección de silencios, miradas y preguntas sobre el amor y la vida. Y desde todos los puntos de vista posibles en una familia: los padres, las madres y los hijos. Es una cuestión fundamental y determinante para sobrevivir cada día ante lo imperfectos que somos. Serena reflexión sobre el amplio mosaico de las relaciones amorosas donde nos vamos dejando jirones de piel de nuestro ser. Y el pasado siempre ajustándote cuentas.
Después de cuatro años de separación, Ahmad (el equilibrado, Ali Mosaffa), viaja desde Teherán a París a petición de Marie (la bellísima argentina, Bérénice Bejo), su esposa francesa, para resolver los trámites de divorcio. Durante su breve estancia, Ahmad descubre la conflictiva relación entre Marie y su hija Lucie (la inquietante, Pauline Burlet). Sus esfuerzos para mejorar esa relación sacarán a flote secretos del pasado.
Sobre todos los personajes sobrevuela la peor de las culpas, la que se limita a buscar culpables en los otros, sin ver la propia e impidiendo reaccionar de forma constructiva ante los problemas en las relaciones afectivas.
En esta gran película se hablará de muchas cosas, entre ellas:
* los hombres ("vienen, se quedan unos años y se van", recriminará la adolescente a su madre);
* la verdad (es preferible decir la peor verdad antes que vivir atormentado por el secreto);
* los niños envueltos en situaciones de adultos (claramente representado por el pequeño Fouad ) con su abandono de la inocencia, su despertar de la conciencia que lleva a una furia contenida y a una comunicación imposible.
* el silencio (las escenas de Ahmad y Samir - el ambiguo,Tahar Rahim - sentados en la cocina o en su viaje en coche por las calles de París mientras llueve;
* las emociones y sentimientos ( a flor de piel en todos los personajes que terminan enredándote y empatizando con ellos);
* la memoria ( con su máxima expresión en la esposa de Samir, entubada en la UCI por intento de suicidio );
* el choque cultural ( lo bien que sabe escuchar Ahmad, su buena mano con los niños, su infinita paciencia );
* la parte mala femenina ( sus gritos, sus pequeñas venganzas en su ex, su continuo fumar a pesar de estar embarazada, ...);
* la noble amistad ( los dueños del restaurante, y más en concreto, Babak Karimi); pero sobre todo,
* el pasado ( que sin una comunicación adecuada de nuestros "daños colaterales", de nuestro estúpido orgullo, de nuestros numerosos errores, nos seguirá haciendo daño irremediablemente).
Me metí tanto en esta película que no noté su duración: dos y diez minutos. Muy recomendable para quienes hayan (como un servidor) pasado por una situación de separación o divorcio. SALUD.
P.D. La escena final ("si hueles el perfume, apriétame la mano"), inconmensurable. Me hizo llorar.
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