viernes, 1 de noviembre de 2013

"Sólo el bien puede ser consciente y radical"


Película que te remueve las entrañas, te "hace pensar". Dedicada a una filósofa ( aunque ella despreciaba el término ) inconformista, indomable, insobornable y que por decir la verdad, se enfrentó a su propio "pueblo judío" ( aunque para ella toda la Humanidad era su pueblo ). 
Ella fue Hannah Arendt. Vivió la emigración, la prisión en un campo de concentración francés, la "desposesión" de la nacionalidad alemana, el exilio apátrida, la nacionalidad norteamericana. Pero la película se centrará en su labor como corresponsal en un caso de crímenes contra la Humanidad.
Hanna siguió voluntariamente como periodista, el juicio al criminal nazi Adolf Eichmann, celebrado en Israel durante el año 1961. Allí llegará a la polémica conclusión de que todo el holocausto se produjo desde una "banalidad del mal", donde las personas al dejar de pensar se convierten en simples burócratas inconscientes de lo que hacen al cumplir órdenes. Incluirá a ciertos dirigentes de los propios judíos que frente a la resistencia lúcida, optaron por la comodidad irreflexiva y fatal para seis millones de personas. Las consecuencias de sus artículos en el New Yorker fueron catastróficas para ella. Fue repudiada como otro gran judío de la historia de la filosofía, Spinoza, y por idéntico motivo, decir a los humanos que sean valientes para pensar y ser libres, que sólo el bien puede ser consciente y radical. Sé por experiencia propia lo que es sentirte criticado, juzgado y asediado. En la soledad más absoluta es donde brillará el pensamiento que dentro de la tormenta interior ( ¡ cuánto sufrimiento tras tanta incomprensión ! ) te hará decir: "lo volvería a escribir". Es por lo que luchó durante toda su vida: dar sentido a la existencia, luchar por la dignidad de la Persona (con mayúsculas).
Bárbara Sukowa da la réplica exacta de lo que fue Hannah Arendt, magnífica interpretación. La directora Margarethe Von Trotta (70 años) demuestra temple y sabiduría para un tema tan delicado ( la naturaleza del mal). Eichmann es culpable pero su mayor delito fue el no pensar. La lección será evidente: debemos favorecer el pensamiento libremente ejercido. Aunque sea a costa de la incomprensión y el rechazo. Rinde así un grandioso homenaje a esta magnífica filósofa y a su radical pensamiento. Asimismo, se recrea en su eterno cigarrillo encendido, en sus solitarias reflexiones tumbada, en su especial afectividad con los amigos, en el cariño por su compañero, en su laboriosidad constante, en su complicidad con la secretaria, ,,,, en su preocupación por la humanidad entera. Una mujer de leyenda, titánica y fuerte. SALUD.

P.D. El día que el señor inspector me trajo la "sentencia", le pregunté: ¿y usted puede dormir tranquilo haciendo estas cosas? Me contestó: - Yo sí, muy bien. Cumplo con mi deber. Comprendí entonces "la banalidad del mal".


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