Cuando hoy sus padres la han traído al pabellón El Palomar - porque María Dolores Merino Salas no para de pedirles que quiere jugar al fútbol sala -, me he emocionado. Estos son los momentos que suceden pocas veces en la vida. Una criatura tan pequeña sintiendo pasión por este bello deporte. Y que su primer escudo sea el nuestro, será un recuerdo mágico para siempre. SALUD.
No hay comentarios:
Publicar un comentario