sábado, 19 de octubre de 2013

Laberinto de dolor e ira


Me costó verla (no sabía que hubieran desaparecido las sesiones de las doce de la mañana de los sábados y tuve que esperar a la tarde) pero salí más que satisfecho del cine. Buena película ( con una duración de ciento cuarenta y seis minutos ), impecablemente dirigida por el canadiense Denis Villeneuve ( autor de la obra maestra "Incendies", 2010 ).
Vayamos a la trama. Todo comienza en una calle normal, de un barrio cualquiera, un día de acción de gracias después de la fraternal comida. Dos niñas desaparecerán sin dejar rastro. Las sospechas recaen en el conductor de una caravana que estuvo aparcada en el barrio en el momento del secuestro. Cuando ponen en libertad al presunto culpable, se desata la tormenta.
 Hay situaciones en la vida que te convierten en lo que más odias: en un monstruo despiadado. Que te secuestren a tu hija y que pase el tiempo sin avances policiales, saca de ti, el míster Hide. ¿Qué haría usted en su lugar? ¿Dónde situaría la línea entre el bien y el mal? ¿Cuál sería su línea roja infranqueable? ¿ U optaría por el "todo vale" hasta encontrar a su hija? Pero la venganza no te hará sentir mejor. Serás para siempre un prisionero de la mala conciencia. Una vez dentro del laberinto de dolor e ira, estás muerto en vida. Los elementos religiosos que envuelven a ciertos personajes, llevándolos a la locura criminal, certificarán el caos moral de este siglo XXI. 
Duelo interpretativo magistral entre Hugh Jackman (el padre enloquecido) y Jake Gyllenhaal (el policía que no quiere apartarse de su código ético). Convertirán la película en un thriller brutal, sombrío, asfixiante y claustrofóbico. Colaboran en esta sinfonía cinematográfica, el maestro de los claroscuros (Roger Deakins) y la partitura de Johann Jóhannson. Vayan y disfruten del buen cine de toda la vida. SALUD.

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