sábado, 6 de octubre de 2012

Magnífico artículo para reflexionar (La voz de Galicia 4-10-2012)



¿Qué es una Nación?

El 11 de mayo de 1882, Ernest Renan dictó en la Sorbona su famosa conferencia titulada «¿Qu'est-ce qu'une nation?». El legado de sus reflexiones sigue vigente, y creo que es preciso determinar el alcance de las mismas para poder, en su caso, aplicarlas con propiedad y sobre todo con éxito. Debemos de estar de acuerdo en que un Estado se legitima como un proceso de identidad que se aglutina a través de la idea de nación. Pero, entonces... ¿qué es una nación?, y ¿por qué nos sirve de apoyo imprescindible en la configuración de un Estado?
El inicio de este proceso sería considerar la nación como una comunidad imaginada con las características de estar limitada espacialmente y con aspiraciones de soberanía política (B. Anderson, Andrés de Blas). Pero las características que se definen como necesarias no son, para Renan, suficientes: la raza, la lengua, la religión, la geografía, la comunidad de intereses... ¿Qué más es necesario entonces? Para Renan, «una nación es una gran solidaridad, constituida por el sentimiento de los sacrificios que se han hecho y los sacrificios que todavía se está dispuesto a hacer». «La existencia de una nación -dice también- es un plebiscito de todos los días».
El plebiscito es, pues, de unanimidad. Modernamente la unanimidad sería un porcentaje de votos lo suficientemente amplio para que no existiera marcha atrás; es decir, no puede haber Estados que aparecen y desaparecen por plebiscitos ad hoc. No puedo imaginar a ningún palestino que no esté de acuerdo en que su pueblo configura una nación. Son una nación y por eso pretenden legítimamente ser un Estado. Pero en España ¿existe algún territorio diferenciado que esté en condiciones de cumplir los requisitos esenciales para ser una nación? ¿Existe ese plebiscito diario del que habla Renan? ¿Existe ese principio de unanimidad que haría irreversible cualquier decisión tomada por el camino de la soberanía política?
Debemos ser sinceros con nosotros mismos y reflexionar sobre nuestro pasado y nuestro futuro y responder a estas preguntas sin miedos y sin prejuicios. En la respuesta que nos demos como pueblo estará la solución.
                      JOSÉ ANTONIO GÓMEZ PEDREIRA

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