jueves, 9 de febrero de 2012
Lectura Recomendada: "Las culturas fracasadas" de José Antonio Marina
Este peculiar libro arranca con una fábula protagonizada por hormigas. Los hormigueros son sociedades perfectas, porque cada miembro se sacrifica por la perpetuación del bien común. Pero un día las hormigas se volvieron inteligentes y libres, y esto desbarató su convivencia.
Doscientas catorce páginas divididas en ocho capítulos, a saber:
I. La inteligencia compartida, un tema urgente.
II. Analizando los modos de la inteligencia compartida.
III. El orden extenso y la cultura.
IV. Sociedades inteligentes y sociedades fracasadas.
V. El aprendizaje de la cultura.
VI. Personalizar o despersonalizar.
VII. La invención de las normas.
VIII. La evaluación de las normas.
Lo interesante empieza en las páginas 72 a 76. Marina reconoce que ha encontrado nueve problemas, cuya resolución es imprescindible para la convivencia:
1. El valor de la vida humana y la regulación del homicidio.
2. Los bienes, su producción, posesión y distribución.
3. El ejercicio del poder.
4. La relación del individuo con la comunidad y de la comunidad con el individuo.
5. Los métodos para solucionar conflictos dentro y fuera de la tribu.
6.El sexo, la familia y la procreación.
7. El cuidado de los débiles, enfermos y huérfanos.
8. El trato con los extranjeros.
9. La relación con el más allá, los espíritus, los muertos y los dioses.
Resulta innegable que es una hipótesis de trabajo más que aceptable.Sus conclusiones (páginas 144 y 145), también:
1. Todas las situaciones que se acerquen al "estado de masa" pueden considerarse peligrosas y fracasadas. Despersonalizan y convierten a las personas en instrumentos vulnerables, fáciles de manipular.
2. Son peligrosas las culturas que sitúan la identidad social por encima de la identidad individual y también las que sitúan la identidad individual absolutamente por encima de la identidad social.
3. Las culturas hipersocializadas eliminan la iniciativa y la responsabilidad individual. Las culturas hiperindividualizadas eliminan todo marco moral.
4. A la identidad personal - la personalidad -, que es la gran obra de cada individuo, su máxima creación personal, le corresponde saber integrar las distintas identidades armónicamente. La personalidad no es un destino, sino una tarea. La creatividad social tiene como objetivo y como agente la creación individual de una personalidad social."Este es el gran reto cultural del momento: fomentar un modo de ser sujeto capaz de superar el concepto de libertad desvinculada, y de encontrar nuevas fuentes de posibilidad -es decir, de esperanza- en la relación con los demás".
Donde más coincido con José Antonio Marina, es en su hipótesis de que "de la interacción duradera entre gentes liberadas de los cinco grandes deformadores morales - pobreza, ignorancia, miedo, dogmatismo y odio al vecino - emerge un modelo ético universalmente deseable" ( página169). Otro acierto, y lo he sentido en el tema de mi expediente, es el de la "banalidad del mal". Salvando las distancias, ya Hanna Arendt lo vio en el Holocausto, donde participaron personas que no eran perversas, ni sádicos declarados, sino "espantosamente normales", y esto desde el punto de vista de la ética es "más aterrador que todas las atrocidades reunidas".Representan la "encarnación de la ausencia de pensamiento", le es imposible saber o sentir que han hecho el mal. Y este encanallamiento surge cuando el sistema social elimina la capacidad crítica de la inteligencia individual, implantando una moral de la obediencia, que es un retorno a la moral del hormiguero. Abogo, en definitiva, por lo que Putman - y lo recoge Marina - denomina el "círculo virtuoso", el cual redunda en equilibrios sociales con elevados niveles de cooperación, confianza, reciprocidad, civismo y bienestar colectivo". Debemos salir adelante todos, sin dejar a nadie atrás. SALUD.
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