miércoles, 29 de octubre de 2008

Que se queden con todo ( Deporte en la Escuela).

Quien me conozca sabrá lo que me gusta el futbol sala y el ajedrez. He intentado siempre potenciarlos en los colegios en los que he trabajado consiguiendo bastantes buenos resultados- campeones municipales en Nueva Jarilla, Ubrique, Rota, Jerez de la Frontera y Sanlúcar de Barrameda (con los colegios Quinta de la Paz en cuatro categorías diferentes y CEIP La Dehesilla).En ajedrez, aún juego partidas por internet con alumnos de hace más de veinte años -alguna, campeona municipal y provincial-.
¿A qué viene todo esto? Pues, a que en mi colegio actual me han quitado la ilusión por colaborar con el programa Deporte en la Escuela.Todos estos años me he movido con personas desinteresadas a quienes les costaba tiempo y dinero participar en estas actividades. Hasta que la Junta en su afán de deteriorarlo todo -conociendo la condición humana- con dinero, ha provocado que la buena voluntad sea abolida en detrimento de la mentira bien pagada. El bienintencionado trabaja - entrenamientos, partidos amistosos y oficiales -gratis durante todo un curso y paga incluso las equipaciones.Los coordinadores cobran cada mes su complemento, no entrenan equipos, y, manejan a su antojo un presupuesto que ronda las 6.000 euros anuales.
En la memoria final, el 90 por ciento de las actividades desarrolladas, las ha currado el bienintencionado y no los "cobrantes".
Conclusión: para que hagan lo que les da la gana con mi "plusvalía"(el acuerdo definitivamente incumplido por su parte, consistía en que yo constara como monitor para ahorrar al centro dinero para materiales por valor de 1200 euros que nadie ha visto ni verá)prefiero trabajar como siempre lo hice desde hace veinticuatro años: libre como el viento, ajeno a los "trapicheos económicos" de otro tipo de personas distintas a mí.No comparto sus ideas sobre el dinero público y sobre el bien comunitario.
Lo siento por los alumnos que confiaban en un proyecto global, en todas las categorías, masculina y femenina.Pero con estas personas no se puede trabajar.Me dedicaré en cuerpo y alma a los alumnos de mi tutoría y punto.

Lectura Recomendada

Texto aparecido en el Boletín de Sanlúcar Octubre 2008.

Clemente Caballero de las Olivas está leyendo...


“En busca de Spinoza” Antonio Damasio



El lúcido y exhaustivo neurólogo Antonio Damasio - Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, año 2005- nos invita en su libro a buscar esa "anomalía salvaje" del siglo XVII, llamada Baruch Spinoza, ese filósofo holandés errante, proscrito de todas las iglesias y amigo de todos los heterodoxos de su época. Él consideraba que los sentimientos y las emociones constituían los aspectos centrales de la humanidad con un "ojo clínico" inaudito. Su "Ética demostrada según el método geométrico" sigue siendo, casi cuatrocientos años después, una obra sin igual, insuperable, portentosa. ¿Y por qué esa búsqueda del título? Simplemente, porque nuestras emociones y nuestros sentimientos no han sido educados ni tiene visos de entrar en los próximos planes educativos. Nuestra ignorancia en este tema es supina. Esta ceguera hacia el lado oscuro de las emociones sociales es la que encuentra su expresión en el tribalismo, el racismo, la tiranía y el fanatismo religioso. Pero esto es el pasado. Ahora estamos advertidos, y tenemos derecho a un nuevo comienzo. Bebamos de estas fuentes inmortales para vislumbrar alternativas y caminos nuevos. Nadie debería dejar de leer esta obra para comprender el importante papel que juegan los sentimientos y cómo explica la biología nuestros mecanismos de supervivencia necesaria.
Cuidada y esmerada edición - extraordinario el apartado de Notas y el Glosario- en Crítica, preciosa la ilustración de la cubierta de Gustav Klimt, "El beso". Siete capítulos -"Se presentan los sentimientos", "De apetitos y emociones", "Sentimientos", "Desde que hubo sentimientos", "Cuerpo, Cerebro y Mente", "Una visita a Spinoza" y "¿Quién vive?".
Termino con palabras del propio Spinoza:" la felicidad es el poder de liberarse de la tiranía de las emociones negativas. La felicidad no es una recompensa por la virtud: es la virtud misma".