jueves, 30 de noviembre de 2006
Ánimos a los verdaderos docentes
Después de cinco entradas un tanto pesimistas, quiero que la sexta sea positiva y sirva de homenaje a los auténticos maestros. Quiero animar a esas personas que con su difícil, paciente y sacrificada labor mantienen el mínimo de esperanzas en esta caótica situación que es el pan nuestro de cada día. Quisiera aplaudir su entrega, su autenticidad, su anonimato. Son esos seres humanos que no huyen del aula ni de los niños, que pasan toda su vida profesional -cada hora, cada día, cada año- enseñando y educando, lejos de la falsedad de nuestro sistema educativo. Deseo, sinceramente, que nunca pierdan la lucidez - dentro de la Edad de la Mentira como dice Saramago -,y, su capacidad de resistencia - ante tantas cornadas de los servicios administrativos-, para que puedan continuar y desarrollar la verdadera paideia de nuestros maestros los griegos. Continuemos en la lucha con fidelidad, integridad y comprensión de sus grandes ideales.
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